Todo parece indicar que el estado nostálgico del venezolano no hace más que incrementarse con el paso de los años. Los sitios para derramar la nostalgia se incrementan cada día en las redes sociales, las que parecen redundar en aquello de que todo tiempo pasado fue mejor. Pareciera que haber vivido la juventud durante los años 60 y 70 otorga cierta libertad para juzgar sin censura el momento actual del siglo XXI que vivimos, de modo que detractores y detractoras de la juventud de 2022 es lo que más abunda en los medios electrónicos de comunicación.
Al comentario de "estas sí eran damas, no como las de ahora", las RRSS entran en ebullición |
Las abuelas contemporáneas, aquellas que se emanciparon en el 60/70, con frecuencia se quejan cada vez que ven una foto de su época y en vez de disfrutar la nostalgia por el buen tiempo vivido, lo que hacen es incriminar el presente con expresiones tales como “esas sí eran damas que se daban a respetar; no como ahora que andan enseñándolo todo”. O cuando los abuelos exhalan un “estas muchachas de hoy lo que se la pasan es guindadas de los hombres … unos bichos feísimos … no como en mis tiempos que para tú verles algo a las mujeres tenías que ser un buen buzo”.
Así que la discusión se
pone buena en las redes sociales cada vez que alguien en un arranque de
melancolía, lejos de rememorar con simpatía los años vividos, le da por
establecer símiles ¿o disímiles? con el momento contemporáneo que de abuelos y
abuelas les ha tocado vivir, no dejando muy bien parada a la juventud de esta
década de 2020. Lo bueno del asunto es que aquí en las RRSS nadie se queda callado
y, al contrario, a cualquiera se le sale su Otro yo del Dr. Merengue para defender con vehemencia cualquiera
que sea su posición. Bellas damas de los 60 engalanaban las calles de
Venezuela cuando ya era hora de subir el ruedo a los vestidos
Pavos de los '60 ataviados al último grito de la moda |
De modo que ni tan calvo
ni con dos pelucas, exclaman los defensores de aquella modernidad que vivió a
plenitud los 60s y 70s pero que no se dejaron enceguecer con el neón de la
época. Esas décadas tuvieron unos muy marcados referentes en muchos
acontecimientos, que si bien no todos los abuelos y abuelas de la tercera
década de 2000 las disfrutaron, no menos cierto es que fueron muchos los que se
dieron con furia viviendo a plenitud cada snob
que surgía a la luz de tan movidos años.
Para nadie es un
secreto, dicen los anti brecha generacional, que quienes vivieron su juventud
durante los 60s son los hijos del Festival
de Woodstock, aquel en el que se proclamó tres días de paz y amor, pero
también fueron días de sexo y drogas, aunque esto haya que escribirlo en letras
pequeñas en honor al legado cultural que heredamos de esos escasos 3 días. Para
el momento los hoy abuelos veían eso como algo normal. La película del Festival
se viralizó mundialmente en aquellos tiempos haciéndonos
disfrutar con todo frenesí en aquella Venezuela sesentera.
Tres días de música, paz, amor, sexo y drogas comenzaron el 15 de Agosto de 1969 con el Festival de Woodstock |
Toda esa turbulencia, argumentan, pegó con fuerza en todos los países de la América Latina cuyos jóvenes veían incrementar su nivel de testosterona por la facilidad que brindaba el momento protestatario que se vivía y que proclamaba a los cuatro vientos la consigna del amor libre como forma de liberación ante la represión de la sociedad, con lo que se asumía un incremento desconsiderado de las fuerzas productivas del afecto de la hembra y del varón.
El amor libre, entonces, no
era más que una forma de vivir el amor sin ataduras y alejados de los preceptos
sociales que limitaban la manifestación del cariño entre los amantes. Esa fue
una proclama de los años sesenta que los abuelos y abuelas de hoy vivieron y
que ven con asombro inusitado la exhibición de silicona en los pechos y glúteos
de nuestras mujeres, mujeres que hoy son
sus nietas y hasta bisnietas. Por cierto en un Miss Venezuela el animador del
programa le preguntó a una candidata qué opinaba del amor libre. Como se trataba de un
preguntaba que podía decir mucho de la candidata y hasta decidir el destino
final de la concursante, ésta respondió con una evasiva que aún en nuestros
días muchos abuelos comentan: “¿el amor
libre? Bueno, a mi ese tema me es inclusive” (subrayado nuestro). Dicho esto, hasta el jurado quedó
raspado con tan inesperada e inocua respuesta!
Por otra parte, atizan
la discusión quienes simpatizan por lo actual pero que vivieron aquellos
hermosos años, con el boom de las discotecas en los 60s y 70s se conoció una
nueva forma de relacionamiento entre los sexos opuestos ya que estos centros de
entretenimiento rápidamente devinieron en lugares donde expresar libremente el
amor, amparado en la obscuridad del lugar, argumentan los defensores del
quiebre de las brechas generacionales, como manera de coexistir pacíficamente
el pasado y el presente.
Uno llegaba a la
discoteca, dicen ellos, y era recibido por un mesonero quien con linterna en
mano se iba abriendo paso entre el humo de los cigarrillos y de otras hierbas
aromáticas hasta llegar a la mesa que tenía asignada la pareja o el grupo de
amigos. Una vez allí el mesonero tomaba el pedido, lo traía y desaparecía del
lugar dejando al grupo a su libre albedrío. Antes de perderse en la espesa
neblina, el mesonero indicaba con una suerte de linterna laser, dónde estaba la
pista de baile y dónde quedaba el baño; no obstante más de una pareja se perdía
cuando venían de regreso de la pista yendo a parar a camas, perdón, mesas de
otros; mientras algunos de regreso del baño ocupaban otros espacios incluso hasta
que sonaba el Alma Llanera. También
se adoptaba la regla de los 20 segundos que consistía en que quien fuera a
fumar contara 20 segundos antes de encender el fosforo o yeskero para así
evitar dejar al descubierto a parejas que tempranamente habían superado el
round de estudio y ya estaban en la pelea en el in fight. ¿Quiénes estaban en esas discotecas? Pues, nuestros
abuelos y abuelas! ¡Los asombrados de hoy, pues!
Los más jovencitos,
mientras tanto, iban agarrando experiencia en sus casas para cuando les tocara
debutar con su cédula de identidad laminada que marcaba los 18 años de edad. En
las tardes de los viernes se producían grandes matinees discotequéricos donde se cerraban puertas y ventanas y se aseguraban contra los
rayos del Sol y luz eléctrica y a la voz de un How can you mend a broken heart o mejor de un Down by the river que duraba 15 minutos, salían en busca de un
hombro donde descansar sus cabezas, con movimientos lentos pero de bastante
aproximación física inferior…. Y también superior. Tanto acercamiento físico devenía en grandes frustraciones para los hoy
abuelos, lo que al final se traducía en el síndrome de las Blue Balls, responsable de grandes dolores en una parte muy
sensible de sus anatomías.
Ah pero ya va, dicen los defensores
de la igualdad generacional, no obstante lo hasta arriba expresado, este
referente criollo se queda en pañales de tela al lado de lo que sucedía en el 273 West 54th Street de
la ciudad de Nueva York, sitio en el que se levantó por allá por 1977 una
discoteca que sería la envidia de todos los establecimientos de su clase. Se
trataba de la archi famosa discoteca Studio
54, lugar en el que concentraba lo más granado de la farándula mundial y al
que no podía asistir cualquiera que se lo propusiera, contándose incluso
quienes murieron en el intento, como fue el caso de un hombre que trató de colearse metiéndose por los ductos del
aire acondicionado, quedando aprisionado entre los hierros. Su cuerpo sería descubierto
3 días después cuando ya el olor era insoportable.
Afuera, el gentío buscando entrar. Adentro Michael Jackson y Elton Jhon compartiendo |
Además de la premium
cocaine, otra droga, esta vez de efecto euforizante, y que al apenas probarla la gente entraba en
una de socialización inmediata era también distribuida entre los asistentes frecuentes
a Studio 54. Se trataba de popper una droga que por su efecto empoderador era muy popular en este
establecimiento al punto que, se dice, frecuentemente el ambiente era rociado
con popper para crear sin mayores
complicaciones un ambiente de euforia colectiva. ¡Para romper el hielo rápido,
o sea!Una pareja del jet set calienta en el Rubber room
La muerte de
este antro con clase ocurrió una vez que fue allanado por autoridades del
estado de Nueva York, descubriéndose en sus sótanos y techos bolsas de dinero
que no eran declarados. En el hallazgo se conseguirían fajos de billetes hasta
600 mil dólares, así como unas 300 pastillas de metacualona (medicamento sedante hipnótico, conocido popularmente
también en Caracas como Quaalude) y cocaína en grandes cantidades, decretándose
con esta acción judicial el cierre de la non plus ultra discoteca.
Mientras tanto las hostilidades continúan en las redes. Cada quien saca un recuerdo que le aflora de ese par de décadas y que les sirve para confrontar a quienes entrompan contra la juventud de hoy día como argumento que les permita reivindicar lo actual sobre lo antiguo.
Bajo el lema "El sexo vende asientos" las líneas aéreas comenzaron a subir el ruedo a los vestidos de las aeromozas. |
En este sentido hay quienes se recuerdan de la canción de Rocío Durcal y Palito Ortega del año 1967 “Amor en el aire”, no tanto como evocación de la canción misma sino como remembranza de que en aquella época las líneas aéreas se emanciparon por la calle del medio del pudor del momento y se lanzaron a la caza de pasajeros para sus vuelos, usando como gancho la sexualidad de las azafatas, quienes fueron vestidas con diminutos vestidos y shores en una develada insinuación a la facticidad de un encuentro de tercer tipo.
Azafatas en shores calientes |
Concluyen quienes presentan evidencias que no todo fue color de rosa hace 50 o más años, preguntándose: ¿Y qué me dicen del cándido Juego de la Botella? Ahh? En la década del 60 y del 70 el aparentemente ingenuo juego de la botella, que originalmente era jugado por adolescentes desprovistos de malicia, fue ganando espacios hasta convertirse en una diversión (¿?) de adultos universitarios y de grupos de mayores en general. Aquel juego de besitos en la mejilla poco a poco con el tiempo fue subiendo de temperatura obligando a los jugadores a despojarse de sus calurosas prendas de vestir hasta quedar, la mayoría, completamente en cueros, comenzando una verdadera ……¡Supervivencia al desnudo! Por cierto después de tantos años vuelve a ponerse de moda el pre nombrado juego, solo que ahora ha sido llevado a las tablas a través de obras de teatro, vodevil por supuesto, protagonizado por artistas de renombre, como Roxana Díaz y quien, según dicen los entendidos, tiene suficiente marco teórico en este juego, El Juego de la Botellita. Bueno, la verdad es que en tiempos de refritos cualquier estrategia de sobrevivencia es válida!
Mejor nos salimos un rato de las
redes sociales, redes que tienen enredado a medio mundo, mientras continúa la
diatriba acerca de cuál época fue mejor entre la de los años 60-70 y la actual,
con la ironía de que quienes piden
respeto por la actual es la de aquellos y aquellas, abuelos y abuelas de
hoy, que se beneficiaron
de todas las transformaciones que hubo en el relacionamiento de los seres
humanos, con especial mención al Movimiento para la Liberación de las Mujeres
en búsqueda de igualdad con el sexo
fuerte. ¡Claro, si se hablaba de un sexo
débil, lo demás se desprende por añadidura!
También hay que acotar que quienes
agreden a esta juventud llamada despreciativamente de silicona,
contradictoriamente son los mismos que vivieron con fruición la era de la
Liberación sexual y el ataque desmedido de la imposición del modelo de belleza
occidental caracterizado por la exigencia de proporciones corporales para la
adopción del paradigma de belleza. Tal vez sea por eso, ahora entiendo yo, que
durante esas dos décadas de oro en los avisos clasificados y en otros anuncios
de oferta de empleo, se demandaban requisiciones de personal con la inscripción
de “se solicita muchacha de buena
presencia ….
Propongo para finalizar
que lo dejamos hasta aquí, porque estas redes han logrado enmarañar la
discusión y hasta yo que comencé como un
oficiante de buena voluntad en todo este
asunto resulta que de defender una igualdad relativa generacional, ahora con
los indestructibles ejemplos presentados por los accionantes he sido persuadido por la creencia de nuestros abuelos, otros un
poco más viejos y ya desaparecidos, al concluir en que todo tiempo pasado fue mejor … si y solo si se
trata de los años 60 y 70 … o sea.
Héctor …. Héctor …. y
motorizado con moto propia”
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