lunes, 25 de junio de 2018

Cambios de sofá




O la nefasta política de enroques! 

En tiempos de mi infancia era poco el castigo que uno recibía que a la larga, o a la corta, terminaban convirtiéndose en envidiables premios. Recuerdo que en una oportunidad y en esa única oportunidad, me sucedió algo parecido.

En el popular y muy concurrido sector  El Plaza, en Ciudad Bolívar, solían reunirse una serie de muy respetados homosexuales de la sociedad de ese entonces. Uno de ellos tenía un defecto de fábrica; bueno, otro defecto de fábrica que lo hacía renquear, por lo que, como es de imaginar, lo llamaban La Renca. Una noche pasaba yo por allí y al percatarme de la presencia de la antes nombrada comencé a tatarear aquella canción de Billo’s que decía algo así como “Y buena que está la renca y buena que está la renca, con su pasito tumbao…” Cuando regresé a la casa, la susodicha señora Renca estaba  montada en cólera contándole a mi viejo lo falto de educación que era su vástago, el cual para la época no trasponía los nueve años.

Luego de prometerle al ofendido personaje que iba a vengar con creces  la afrenta y después de ver que la misma se alejaba en la oscuridad, mi padre me agarró por los hombros y chorreándose de las risas exclamó: “este carajito va a ser un gran echador de vainas”.

Esta historia viene a colación a propósito de que en el país los castigos que le dan a la gente que le ha servido mal a la nación son unas verdaderas golilllas; si no pensemos por un momento en esta zurra que le dieron a un conocido personaje del período de transición postperecista:

-         Bueno, mijito, por haberte portado tan mal en el ministerio que te encomendaron, ahora en castigo te vas a ir para Miami, como asesor ad-honorem de ese mismo ministerio. Aquí tienes tus pasaportes diplomáticos. No tienes que preocuparte por toda la lavativa que echaste, recuerda que eso se olvida rápido.

En las grandes corporaciones es que se goza de lo lindo viendo ejemplos como éste. En una oportunidad un amigo que tiene una cámara arrechísima, de las mismas que andaba buscando el perro pastor para espiar a José Vicente, logró captar esta reunión ministerial con todo y audio:

-         Acevedo, usted que constribuyó a la quiebra de Alcasa, desde ahora queda relevado de su puesto y pasará a ocupar el cargo de asesor financiero de las empresas del grupo, además que será el candidato del partido en cuanta elección  tengamos por ahí. El cargo de Acevedo lo ocupará Casado, quien ha contribuido al fracaso de tres de las empresas de la corporación y acumula suficiente experiencia como para no hacerlo una vez más. La posición de Casado la ocupará Adrianza quien, aunque tiene cinco averiguaciones abiertas en los tribunales, ha salido incólume de todas las quiebras que le ha tocado   gerenciar. Finalmente, a Echevarry lo vamos a enviar a ocupar la presidencia de la filial internacional, un poco para que se olviden de sus cinco últimas malas gestiones.

Esta política de enroque gerencial deja preparadas las cosas para que continúen igual; pero con una gran sensación a cambio en cada nuevo ejercicio.

Estas jugadas maestras se asemejan al cuento de aquel hombre a quien su mujer le estaba siendo aconsejada por un amigo de ambos y que además, el sitio preferido de pecadora pareja era el sofá de la sala. Nuestro hombre al enterarse, por supuesto que fue el último que se enteró, no se anduvo por las ramas para resolver ese problema y al llegar a su casa hecho una fiera tomó la decisión de vender el sofá. Eso es lo que está pasando en el país: Hay mucho Cambios de Sofá.