viernes, 2 de diciembre de 2022

Crónica de un enfrentamiento épico en la pelota venezolana. El enfrentamiento entre Los Marcelinos!

 

A 60 años de un partido irrepetible en la pelota venezolana

El enfrentamiento entre los Marcelinos

Domingo 2 de Diciembre de 1962.  El estadio de la Ciudad Universitaria de Caracas se comenzó a llenar desde temprano en la mañana para presenciar el encuentro entre Los Industriales del  Valencia y los  Tiburones de La Guaira, equipo éste que en ese año hacía su debut en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional o LVBP.

Como  era usual en esa época, los  domingos los juegos comenzaban a las 11 de mañana, que con la entonación del Himno Nacional a través de la pista del estadium el juego venía comenzado como las 11 y cuarto. Y ese domingo no fue diferente de lo que ocurría semanalmente durante el séptimo día de la  semana. Lo único distinto fue que ese domingo 2 de diciembre el mediodía caraqueño era más amigable con la llegada de Pacheco, que en aquellos tiempos le daba un encanto especial a  la ciudad capital, la que alguna vez fuera llamada La Sucursal del Cielo.

Así que a las 11.15 am con la voz de play ball por parte del árbitro principal, señor F. Blanford, se daría inicio a las hostilidades entre los llamados pericos del Valencia y Los Tiburones de La Guaira, juego que marcaría un hito en la pelota profesional de todo el Caribe e incluso  de los estados del Norte de América, ya que lo que estaba por ocurrir jamás se había  visto y difícilmente se volvería a ver,  a pesar del entusiasta axioma beisbolero que dice que los récords se hicieron para ser rotos.

A decir del momento el estadio de la UCV estaba “de bote en bote” un domingo en el  que, seguramente, se enfrentaban equipos con una marca rivalidad.

Saltaron al engramado del Estadio de Los Chaguaramos los Tiburones de La Guaira como equipo tradicionalmente home club en los juegos  de la capital con Dámaso Blanco en tercera, Aquiles Gómez en LF, Elio Chacón en el CF, Dave Roberts en 1B, Merrit Ranew de cátcher, J.C. Hartman en SS, Graciano Ravelo en el RF,  Jesús Mora en la 2da y el cubano  Marcelino López como lanzador.

Por su parte, los Industriales del Valencia contaba en su roster con Teolindo Acosta en el LF, Teodoro Obregón en el SS, Angel Scull en el CF, Bill Bryan cátcher, Gustavo Gil, en tercera, Ken Harrelson en 1B, Luis Rodríguez en el RF, Antonio Obregón en 2B y el pitcher criollo Marcelino Sánchez.

El primer ininng transcurrió sin anotaciones, en lo que parecía más bien un round de estudio, como dijeran en boxeo. La primera carrera del juego entró de caballito  cuando en la primera parte del 2do episodio el pitcher cubano Marcelino López perdió momentáneamente el home luego de 2 outs, concediendo base por bolas a Harrelson, luego vendría un hit de Luis Rodríguez y para rematar el descontrol otorgaría boletos seguidos a Antonio Obregón y al lanzador Marcelino Sánchez, con lo que el partido se pondría 1 a 0  a favor de Los Industriales.

La paridad en el marcador se produciría en la segunda del  cuarto episodio cuando La Guaira logra anotarle una carrera al Marcelino del Valencia,  mediante imparable de Dámaso Blanco (Dámaso siempre ha dicho  que él no  era un out por regla y en este juego lo demostraría) y Aquiles Gómez toca la bola para sacrificarse y poner hombre en segunda. Seguidamente a Elio Chacón le conceden 4 bolas malas en busca de un doble play salvador, pero lo que ocurre es que los corredores avanzan por wild pich del Marcelino criollo.  Ya en tercera, Dámaso se engomaría por flay de sacrificio de Dave Roberts. De esta manera al cerrar el cuarto ininng el juego se empataría a una carrera por bando.

Marcelino López,  el de Cuba, grabó su nombre para siempre en la vida de los fanáticos del deporte favorito de los venezolanos con esos 15 ininngs de extraordinaria labor.



A partir de este momento comienza a escribirse la historia con este duelo entre los dos Marcelinos, el de Cuba y el de Venezuela. El de Cuba, Marcelino López, era un joven de 19 años que venía haciendo carrera en las granjas del equipo de Grandes Ligas Los Phillips de Filadelfia, dejando buenos números, lo mismo  de abridor que como relevista. 

Siendo todo un veterano a los 23 años, Marcelino Sánchez, el de Venezuela, inscribió su nombre en el libro de grandes hazañas  del béisbol venezolano.

Por su parte el Marcelino de Venezuela, el Sánchez, a los 23 años era considerado un experimentado jugador ya que desde los 17 años comenzó a jugar beisbol profesional con Orientales, en la temporada de 1956-1957. Al momento de este memorable  duelo, Marcelino Sánchez tenía una experiencia acumulada de 6 temporadas, en las que al menos en 3 de ellas terminó con efectividad por  debajo de los 3.00 puntos, histórica cifra de excelencia en pitcheo.

La moderna pizarra eléctrica del parque UCV

La pizarra eléctrica del estadio de la Ciudad Universitaria marcaba cero tras  cero a partir del 5to capítulo sin que ninguno de los 2 Marcelinos diera muestra de dejar el encuentro así como estaba, de hecho se dice, en lo que muy bien pudo ser considerada  como una leyenda urbana, que al finalizar el ininng 11 con la pizarra empatada a 1 el manager del Valencia le habría pedido la pelota a Marcelino Sánchez para dar paso a un lanzador relevista, lo que el criollo habría respondido con un lanzallamas “si él  (Marcelino López) sale para el 12 yo también salgo a pichear”. Leyenda o no lo que sí iba camino a convertirse en una fábula del beisbol venezolano y caribeño era este encuentro entre estos dos Marcelinos al prolongarse la paridad en el pizarrón de Los  Chaguaramos por espacio de 15 ininngs. 

 Sí, leyó bien la  fanaticada que recientemente se incorpora al deporte rey de Venezuela, ¡15 ininngs! Y no solo eso, si no que durante esos 15 ininngs ninguno de los dos lanzadores daría muestras de bajarse del montículo.

Llegaría entonces el cierre del  episodio número 15 con los dos últimos hombres y el primero del line up de La Guaira en el orden al bate. Jesús Mora inicia el capítulo anotándose un infield hit, en una controversial decisión arbitral vehemente protestada por el equipo visitante pero que, como estábamos muy lejos de que existiera el recurso de retar la jugada, se quedaría tal  como fue apreciada. El segundo bateador de la entrada era el propio lanzador Marcelino López que, contrario a lo que ustedes están pensando, consumió su turno al bate obteniendo su pasaporte a primera vía desbol o golpeado por el lanzador su tocayo Marcelino  Sánchez quien aún guapeaba para salir con vida de esta emboscada, víctima también de su propio descontrol y del cansancio. 

Dámaso Blanco, estrella de los tiburones.

Quedaría la mesa servida para que viniera al bate Dámaso Blanco con hombres en primera y segunda sin outs. El tercera base oriundo de Curiepe sacaría un trueno que pasó por encima de la segunda produciendo la carrera de la victoria en las piernas de Angel Mora, quien a toda mecha anotó desde la segunda base dejando tendidos en el terreno a los Industriales del Valencia y dando por finalizado un juego que además de jugarse a 15 entradas consumió un tiempo de 4 horas con 5 minutos. 

“La locura se prendió en el universitario”, comentaba  Delio Amado León.

En el sumario del juego podemos apreciar que a pesar de la gran cantidad  de entradas jugadas, entre los dos equipos apenas se conectaron 15 hits (6 el Valencia y 9 La Guaira).   Por el Valencia solo Teodoro Obregón y Angel Scull duplicaron, mientras que por los Tiburones lo lograron Dámaso Blanco y Jesús Mora. Esto fue muestra del férreo dominio de ambos lanzadores. Apenas entraron al juego dos emergentes y ambos fueron de los litoralenses. Uno de los jugadores más destacados del encuentro fue, sin lugar a  dudas, Dámaso Blanco (¿Quién dijo que Dámaso era un out fácil? Además, el de Curiepe se prendía en las postemporadas) al irse de 7-2, anotó la primera carrera de su equipo y empujó la del gane. En aquel tiempo y hasta no hace mucho se destacaba el jugador que empujaba la carrera ganadora, de modo que tenía méritos para ser considerado entre los más valiosos del maratónico encuentro, incluso el más valioso …. de no haber sido por la permanencia en el morrito de Marcelino López, en una performance para la historia, en la que marcó una minúscula efectividad de 0.60.

Difícilmente, por no hablar de imposibles,  un juego  con iguales características pudiera repetirse en el presente y en el futuro de este deporte porque es que el béisbol ha cambiado tanto que ya es extraño que un lanzador cubra la  ruta completa. Una salida de calidad, en nuestros días, significa que el pitcher trabajó durante 6 entradas y recibió 3 carreras o menos, de modo que en este encuentro entre los dos  Marcelino, en justicia se habrían producido casi 6 salidas de calidad, 3 para cada lanzador. Es que en el béisbol moderno, es decir, el  jugado actualmente, además del pitcher abridor, existen los relevos largos, los relevistas intermedios, los llamados set up (los que lanzan el 8vo ininng y se acreditan un hold si logran mantener la ventaja) y los relevistas de cierre o salvadores de juego. A todos ellos  les pagan un dineral por sus servicios  y tienen que demostrar su valía en el terreno de juego. Eso que ahora llaman la  sabermetría vino a cambiar el beisbol para siempre.

Lo más cercano a un juego como éste fue el duelo de cubanos protagonizado por Luis Tiant, por los Industriales del Valencia y Orlando Peña por los Leones del Caracas el 5 de Febrero de 1964, en lo que fue el séptimo juego de la serie por el campeonato de la temporada 1963-1964, el cual se extendió por 10 ininngs con ambos pitchers lanzando las serpentinas. Para matar la curiosidad de los fanáticos de los eternos rivales,  este juego se definió en el cierre del décimo a favor de Los Gloriosos Leones del Caracas. ¡Ya va…sin parcialismos, por favor! 

Hoy 02 de Diciembre de 2022 se está cumpliendo 60 años de un hito en el beisbol venezolano, el día en que se produjo un show irrepetible … el enfrentamiento entre los Marcelinos.

 “Este juego se fue a la historia” seguramente dijo Marco Antonio de Lacavalerie o “Musiú  Lacavaleri”, voz oficial del circuito de los Tiburones de La Guaira, al finalizar el juego.

¡Pero qué manera de irse a la historia, caballeros!





sábado, 8 de octubre de 2022

Luis Arráez un campeón bate sin objeciones

𝐋𝐮𝐢𝐬 𝐀𝐫𝐫𝐚𝐞𝐳 𝐨𝐛𝐭𝐮𝐯𝐨 𝐞𝐥 𝐜𝐚𝐦𝐩𝐞𝐨𝐧𝐚𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐛𝐚𝐭𝐞𝐨.... ¡𝐬𝐢𝐧 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮é 𝐚𝐯𝐞𝐫𝐠𝐨𝐧𝐳𝐚𝐫𝐬𝐞❗ 

 Ahora resulta que hay que explicar muy bien para poder justificar cómo fue que el jugador venezolano Luis Arráez obtuvo el campeonato de bateo de la Liga Americana con "tan bajo promedio". Tiene tanto mérito el título de bateo que acaba de obtener Arráez con un promedio de .316, como el obtenido por Andrés Galarraga de .370. Tampoco hay mayor diferencia con el título obtenido por Jeff McNeil de la Liga Nacional, con .326 de average. Ambos promedios (el de Arráez y el de McNeil) corresponden a poblaciones estadisticamente comparables; lo que tal vez no las sean cuando hablamos de la temporada de 1993 en la que se coronó el Gato Galarraga con ese astronómico promedio, del mismo modo que tampoco se podía comparar con la de 1941, cuando Theodore Samuel Williams, alias Ted Williams, obtuvo el título de bateo con un hasta ahora inalcanzable promedio de .406. Un estadístico probablemente pueda explicar mejor que yo este fenómeno visto a través del paradigma que "reúne, clasifica y recuenta todos los hechos que tienen una determinada característica en común, para poder llegar a conclusiones a partir de los datos numéricos extraídos".

 Lo otro que es importante destacar, ya lo hemos hecho en otras intervenciones, es que la MLB ha hecho lo imposible durante las dos últimas temporadas por beneficiar al pitcheo, muy por encima del bateo. ¡Y miren que lo ha logrado! La de 2022 ha sido la temporada con el más bajo promedio de bateo (.243) en las Grandes Ligas en los últimos años y uno de los 7 más bajo en la historia de las Grandes Ligas. Pero por otra parte la temporada de 2022 es una de las pocas en la última década en que la efectividad promedio de los pitchers baja de 4.00! Este año los pitchers obtuvieron una efectividad de 3.96. Se comprende entonces! ¿Sorprendente? No, eso no tiene nada de sorprendente, ya que como dijimos anteriormente el sistema ligamayorista se ha ocupado de beneficiar el pitcheo. Observen ustedes todo lo que han hecho: las señas secretas se venían dando desde el dogout, pero ahora las señas las tiene el catcher en una computadora en la muñeca de su brazo izquierdo. 

Por otra parte todos los jugadores tienen en sus bolsillos la chuleta que le dice cómo jugarle a cada bateador. El pitcher lo tiene en la gorra. De esta chuleta super confiable, estadisticamente hablando, se creó la "formación especial" la cual es la responsable de robarle una altísima cantidad de hits y de extrabases a los bateadores. Pero por si todo esto fuera poco, ahora resulta que el pitcher tiene un audífono en la gorra a través del cual recibe la indubitable seña que le indica qué lanzarle al bateador.

 Y el colmo... ahora es lícito detener el juego cuando el aparatico se desconfigura y el pitcher no escucha bien lo que le están pidiendo que lance. La MLB, tan celosa para disminuir la duración total del juego, ahora le da todo el tiempo al pitcher ....hasta que regrese la señal, como si se tratase de un relevista que viene a lanzar luego de una eventual lesión del pitcher anterior. Mientras tanto exponen al escarnio público a jugadores y equipos que le roban artesanalmente la señas al catcher, como si aquello fuera un delito de lessa humanidad. De modo que bajo estas condiciones ampliamente ventajosas para los pitchers es de un enorme mérito obtener un campeonato de bateo con el promedio que sea, porque pegarle duro a esa pelotica cuando el pitcher, catcher y jugadores te tienen totalmente escaneado no debe ser tan fácil como pelar mandarinas. 

 Así que tan destacado es este campeonato de bateo del criollo Arráez como lo fue el obtenido por el temible Tony Gwynn en 1988 al promediar para 313, y con el exhibido por el incomparable Carl Yastrzemski en 1968 cuando ganó el champion con un promedio de .301. Ambos jugadores, que batearon para promedios inferiores a los del criollo, hoy descansan felices en el Salón de la Fama de Copperstown! 

 ¿Qué es? ¡Dejen quieto a ese muchacho!

domingo, 4 de septiembre de 2022

Nostalgia sesentera o "Se solicita muchacha de buena presencia ........."

Todo parece indicar que el estado nostálgico del venezolano no hace más que incrementarse con el paso de los años. Los sitios para derramar la nostalgia se incrementan cada día en las redes sociales, las que parecen redundar en aquello de que todo tiempo pasado fue mejor. Pareciera que haber vivido la juventud durante los años 60 y 70 otorga cierta libertad para juzgar sin censura el momento actual del siglo XXI que vivimos, de modo que detractores y detractoras de la juventud de 2022 es lo que más abunda en los medios electrónicos de comunicación.

Al comentario de "estas sí eran damas, no como las de ahora", las  RRSS entran en ebullición

Las abuelas contemporáneas, aquellas que se emanciparon en el 60/70,  con frecuencia se quejan cada vez que ven una foto de su época y en vez de disfrutar la nostalgia por el buen tiempo vivido, lo que hacen es incriminar el presente con expresiones tales como “esas sí eran damas que se daban a respetar; no como ahora que andan enseñándolo todo”. O cuando los abuelos exhalan un “estas muchachas de hoy lo que se la pasan es guindadas de los hombres … unos bichos feísimos … no como en mis tiempos que para tú verles algo a las mujeres tenías que ser un buen buzo”.

Bellas damas de los 60 engalanaban las calles de
Venezuela cuando ya era hora de subir el ruedo a los vestidos
Así que la discusión se pone buena en las redes sociales cada vez que alguien en un arranque de melancolía, lejos de rememorar con simpatía los años vividos, le da por establecer símiles ¿o disímiles? con el momento contemporáneo que de abuelos y abuelas les ha tocado vivir, no dejando muy bien parada a la juventud de esta década de 2020. Lo bueno del asunto es que aquí en las RRSS nadie se queda callado y, al contrario, a cualquiera se le sale su Otro yo del Dr. Merengue para defender con vehemencia cualquiera que sea su  posición. 



Pavos de los '60 ataviados al último grito de
la moda
No hay que olvidar que las abuelas y abuelos que hoy juzgan a la generación silicona o reguetonera, como eufemísticamente son llamados, vienen de una juventud vivida en los años 60s y 70s en los que se disfrutaron muchos eventos maravillosos; pero también existían, lógicamente, las mismas u otras cosillas que critican a la juventud actual.

De modo que ni tan calvo ni con dos pelucas, exclaman los  defensores de aquella modernidad que vivió a plenitud los 60s y 70s pero que no se dejaron enceguecer con el neón de la época. Esas décadas tuvieron unos muy marcados referentes en muchos acontecimientos, que si bien no todos los abuelos y abuelas de la tercera década de 2000 las disfrutaron, no menos cierto es que fueron muchos los que se dieron con furia viviendo a plenitud cada snob que surgía a la luz de tan movidos años.

Para nadie es un secreto, dicen los anti brecha generacional, que quienes vivieron su juventud durante los 60s son los hijos del Festival de Woodstock, aquel en el que se proclamó tres días de paz y amor, pero también fueron días de sexo y drogas, aunque esto haya que escribirlo en letras pequeñas en honor al legado cultural que heredamos de esos escasos 3 días. Para el momento los hoy abuelos veían eso como algo normal. La película del Festival se viralizó mundialmente en aquellos tiempos haciéndonos disfrutar con todo frenesí en aquella Venezuela sesentera.

Tres días de música, paz, amor, sexo y drogas comenzaron el 15 de Agosto de 1969 con el Festival de Woodstock

Toda esa turbulencia, argumentan, pegó con fuerza en todos los países de la América Latina cuyos jóvenes veían incrementar su nivel de testosterona por la facilidad que brindaba el momento protestatario que se vivía y que proclamaba a los cuatro vientos la consigna del amor libre como forma de liberación ante la represión de la sociedad, con lo que se asumía   un incremento desconsiderado de las fuerzas productivas del afecto de la hembra y del varón.

El amor libre, entonces, no era más que una forma de vivir el amor sin ataduras y alejados de los preceptos sociales que limitaban la manifestación del cariño entre los amantes. Esa fue una proclama de los años sesenta que los abuelos y abuelas de hoy vivieron y que ven con asombro inusitado la exhibición de silicona en los pechos y glúteos  de nuestras mujeres, mujeres que hoy son sus nietas y hasta bisnietas. Por cierto en un Miss Venezuela el animador del programa le preguntó a una candidata qué opinaba  del amor libre. Como se trataba de un preguntaba que podía decir mucho de la candidata y hasta decidir el destino final de la concursante, ésta respondió con una evasiva que aún en nuestros días muchos abuelos comentan: “¿el amor libre? Bueno, a mi ese tema me es inclusive(subrayado nuestro). Dicho esto, hasta el jurado quedó raspado con tan  inesperada e inocua respuesta!

Por otra parte, atizan la discusión quienes simpatizan por lo actual pero que vivieron aquellos hermosos años, con el boom de las discotecas en los 60s y 70s se conoció una nueva forma de relacionamiento entre los sexos opuestos ya que estos centros de entretenimiento rápidamente devinieron en lugares donde expresar libremente el amor, amparado en la obscuridad del lugar, argumentan los defensores del quiebre de las brechas generacionales, como manera de coexistir pacíficamente el pasado y el presente.

Uno llegaba a la discoteca, dicen ellos, y era recibido por un mesonero quien con linterna en mano se iba abriendo paso entre el humo de los cigarrillos y de otras hierbas aromáticas hasta llegar a la mesa que tenía asignada la pareja o el grupo de amigos. Una vez allí el mesonero tomaba el pedido, lo traía y desaparecía del lugar dejando al grupo a su libre albedrío. Antes de perderse en la espesa neblina, el mesonero indicaba con una suerte de linterna laser, dónde estaba la pista de baile y dónde quedaba el baño; no obstante más de una pareja se perdía cuando venían de regreso de la pista yendo a parar a camas, perdón, mesas de otros; mientras algunos de regreso del baño ocupaban otros espacios incluso hasta que sonaba el Alma Llanera. También se adoptaba la regla de los 20 segundos que consistía en que quien fuera a fumar contara 20 segundos antes de encender el fosforo o yeskero para así evitar dejar al descubierto a parejas que tempranamente habían superado el round de estudio y ya estaban en la pelea en el in fight. ¿Quiénes estaban en esas discotecas? Pues, nuestros abuelos y abuelas! ¡Los asombrados de hoy, pues!

Los más jovencitos, mientras tanto, iban agarrando experiencia en sus casas para cuando les tocara debutar con su cédula de identidad laminada que marcaba los 18 años de edad. En las tardes de los viernes se producían grandes matinees discotequéricos donde se cerraban  puertas y ventanas y se aseguraban contra los rayos del Sol y luz eléctrica y a la voz de un How can you mend a broken heart o mejor de un Down by the river que duraba 15 minutos, salían en busca de un hombro donde descansar sus cabezas, con movimientos lentos pero de bastante aproximación física inferior…. Y también superior. Tanto acercamiento físico devenía en grandes frustraciones para los hoy abuelos, lo que al final se traducía en el síndrome de las Blue Balls, responsable de grandes dolores en una parte muy sensible de sus anatomías.

Ah pero ya va, dicen los defensores de la igualdad generacional, no obstante lo hasta arriba expresado, este referente criollo se queda en pañales de tela al lado de lo que sucedía en el 273 West 54th Street de la ciudad de Nueva York, sitio en el que se levantó por allá por 1977 una discoteca que sería la envidia de todos los establecimientos de su clase. Se trataba de la archi famosa discoteca Studio 54, lugar en el que concentraba lo más granado de la farándula mundial y al que no podía asistir cualquiera que se lo propusiera, contándose incluso quienes murieron en el intento, como fue el caso de un hombre que trató de colearse metiéndose por los ductos del aire acondicionado, quedando aprisionado entre los hierros. Su cuerpo sería descubierto 3 días después cuando ya el olor era insoportable.


Afuera, el gentío buscando entrar. Adentro
Michael Jackson y Elton Jhon compartiendo
Studio 54 durante casi 3 años fue un sitio de desenfreno total. Los habitués entre los que se cuentan, Calvin Klein, Bianca  y Mike Jagger, Andy Warhol, Halston, Cher, Carolina Herrera, Michael Jackson, Jack Nicholson, Liza Minnelli, Elizabeth Taylor, Jerry Hall, , Elton John, Bette Davis, Donna Summer, Al Pacino,  Woody Allen, Frank Sinatra, Brooke Shields, Salvador Dalí, etc., gozaban de todas facilidades que su fama les generaba. Sus cumpleaños eran celebrados fastuosamente en este local, en cuya decoración los dueños llegaban a invertir hasta 100 mil dólares. Para ellos había regalitos o presentes de parte de los dueños de Studio 54 constituídos por bolsitas decoradas en cuyo interior estaba la cocaína más pura del momento. En el ambiente se le conocía como premium cocaine En este inmenso local, de 2500 mts2,  también existían salones diseñados especialmente compartir experiencias sexuales. Uno de ellos, el Rubber  Room, estaba acondicionado especialmente para albergar una gran cantidad de parejas al mismo tiempo, diseñándose para ello un tipo de muebles en goma que facilitaba su limpieza rápida y efectiva; de allí el nombre Rubber Room. En otros salones se hacían competencias sexuales y en un palco se podía tener relaciones a la vista de todos. ¡Todo por el mismo precio!

Una pareja del jet set calienta en el Rubber room
Además de la  premium cocaine, otra droga, esta vez de efecto euforizante,  y que al apenas probarla la gente entraba en una de socialización inmediata era también distribuida entre los asistentes frecuentes a Studio 54. Se trataba de popper una droga que por su efecto empoderador era muy popular en este establecimiento al punto que, se dice, frecuentemente el ambiente era rociado con popper para crear sin mayores complicaciones un ambiente de euforia colectiva. ¡Para romper el hielo rápido, o sea!

La muerte de este antro con clase ocurrió una vez que fue allanado por autoridades del estado de Nueva York, descubriéndose en sus sótanos y techos bolsas de dinero que no eran declarados. En el hallazgo se conseguirían fajos de billetes  hasta  600 mil dólares, así como unas 300 pastillas de metacualona (medicamento sedante hipnótico, conocido popularmente también en Caracas como Quaalude) y cocaína en grandes cantidades, decretándose con esta acción judicial el cierre de la non plus ultra discoteca.

Mientras tanto las hostilidades continúan en las redes. Cada quien saca un recuerdo que le aflora de ese par de décadas y que les sirve para confrontar a quienes entrompan contra la juventud de hoy día como argumento que les permita reivindicar lo actual sobre lo antiguo. 

Bajo el lema "El sexo vende asientos" las líneas aéreas comenzaron a subir el ruedo a los vestidos
de las aeromozas.

En este sentido hay quienes se recuerdan de la canción de Rocío Durcal y Palito Ortega del año 1967 “Amor en el aire”, no tanto como evocación de la canción misma sino como remembranza de que en aquella época las líneas aéreas se emanciparon por la calle del medio del pudor del momento y se lanzaron a la caza de pasajeros para sus vuelos, usando como gancho la sexualidad de las azafatas, quienes fueron vestidas con diminutos vestidos y shores en una develada insinuación a la facticidad de un encuentro de tercer tipo. 

Azafatas en shores calientes
Estos encuentros serían propiciados y eventualmente materializados por algunas líneas aéreas que los contemplaban entre sus atractivos paquetes o como lo llaman ahora, combos. De allí que se haya popularizado por la línea aérea Southwest Airlines la estrategia de marketing  según el cual “el sexo vende asientos”. ¡Qué ignorantes seríamos si no fuera por estas redes!

 Concluyen quienes presentan evidencias que no todo fue color de rosa hace 50 o más años, preguntándose: ¿Y qué me dicen del cándido Juego de la Botella? Ahh? En la década del 60 y del 70 el aparentemente ingenuo juego de la botella, que originalmente era jugado por adolescentes desprovistos de malicia, fue ganando espacios hasta convertirse en una diversión (¿?) de adultos universitarios y de grupos de  mayores en general. Aquel juego de besitos en la mejilla poco a poco con el tiempo fue subiendo de temperatura obligando a los jugadores a despojarse de sus calurosas prendas de vestir hasta quedar, la mayoría, completamente en cueros, comenzando una verdadera ……¡Supervivencia al desnudo! Por cierto después de tantos años vuelve a ponerse de moda el pre nombrado juego, solo que ahora ha sido llevado a las tablas a través de obras de teatro, vodevil por supuesto, protagonizado  por artistas de renombre, como  Roxana Díaz y quien, según dicen los entendidos, tiene suficiente marco teórico en este juego, El Juego de la Botellita. Bueno, la verdad es que en tiempos de refritos cualquier estrategia de sobrevivencia es válida!

Mejor nos salimos un rato de las redes sociales, redes que tienen enredado a medio mundo, mientras continúa la diatriba acerca de cuál época fue mejor entre la de los años 60-70 y la actual, con la ironía de que quienes   piden respeto por la actual es la de aquellos y aquellas, abuelos y abuelas de hoy,  que  se beneficiaron de todas las transformaciones que hubo en el relacionamiento de los seres humanos, con especial mención al Movimiento para la Liberación de las Mujeres en búsqueda de igualdad con el sexo fuerte. ¡Claro, si se hablaba de un sexo débil, lo demás se desprende por añadidura!

También hay que acotar que quienes agreden a esta juventud llamada despreciativamente de silicona, contradictoriamente son los mismos que vivieron con fruición la era de la Liberación sexual y el ataque desmedido de la imposición del modelo de belleza occidental caracterizado por la exigencia de proporciones corporales para la adopción del paradigma de belleza. Tal vez sea por eso, ahora entiendo yo, que durante esas dos décadas de oro en los avisos clasificados y en otros anuncios de oferta de empleo, se demandaban requisiciones de personal con la inscripción de “se solicita muchacha de buena presencia ….

Propongo para finalizar que lo dejamos hasta aquí, porque estas redes han logrado enmarañar la discusión  y hasta yo que comencé como un oficiante de buena voluntad en  todo este asunto resulta que de defender una igualdad relativa generacional, ahora con los indestructibles ejemplos presentados por los accionantes he sido persuadido  por la creencia de nuestros abuelos, otros un poco más viejos y ya desaparecidos, al concluir en que todo tiempo pasado fue mejor … si y solo si se trata de los años 60 y 70 … o sea.

Héctor …. Héctor  …. y motorizado con moto propia”