domingo, 12 de abril de 2015

El eterno dilema de la clase media


El ser o no ser  de la Clase Media:
¿media rica o media rica y media?


Si algo tiene bueno (¿?) la sociedad capitalista es que nos ha hecho creer que todos podemos llegar a ser ricos, prósperos inversionistas y su correlativo, propietarios; propietarios de tierras, mansiones, yates, letras del tesoro, etc, además de poder ir a los mejores restaurantes, sitios nocturnos, clubes; poseer las mejores hembras, si eres hombre o  los mejores hombres si eres hembra; viajar alrededor del mundo y con la posesión de determinada tarjeta de crédito, ser reconocido en cualquier parte del planeta.


La persona de éxito, en consecuencia, debe presentar importantes logros materiales, en metálico o en especies, si quiere clasificar como verdaderamente exitosa. Bajo esta concepción muy poco o nada importa cuántos libros o artículos escribiste en el año precedente, cuántos nuevos amigos hiciste, cuántos árboles sembraste, a cuántas personas ayudaste, cuántas madres te pidieron que fueras el padrino de su hijo, cuántas veces te reuniste con tus amigos y si de verdad tienes amigos o cuántos certificados de asistencia a cursos o talleres colectaste.



No! Éxito es sinónimo de dinero. El éxito sin la posesión de ingentes sumas de dinero o de posesiones materiales, no sirve para nada; es más, no es éxito. Sin discusión.

En este sentido, la clase media, ese estamento híbrido que habita por definición estructuralista, entre los estratos más pobres y los más ricos de la sociedad, comienza a cambiar su percepción de sí misma cuando ve crecer sus posesiones y el efectivo en bancos, de tal manera que al incrementarse el número de ceros en su cuenta corriente, no importa que no sean muchos, al lograr propiedades en forma de carros, casas, viajes y una que otra acción en clubes privados,  ocasiona una especie de estrabismo perceptivo que la lleva a  asumirse distinguida, exquisita, elegante, fina, distinguida, tomando comportamientos de clase alta; ergo desprecio por los pobres y la pobreza, defensa a ultranza de los grupos oligárquicos, vale decir los ricos y millonarios y la búsqueda incesante por mimetizarse con éstos.

Pues bien, dado este frenesí por sentirse y saberse rica, que es en lo que concluye todo este cuento, me interesa hacer un ejercicio para saber qué tan cerca o qué tan alejada de la verdadera riqueza, se encuentra la clase media, para lo cual tomaremos algunos datos relevantes de estudios que se plantearon responder a la pregunta “Cuánto hay que tener para ser considerado rico”. Así que en adelante enunciaremos los parámetros de la riqueza y luego que cada miembro de la clase media se ubique  solito.

El primer estudio revisado señala que únicamente cuando los inversionistas llegan a tener la cantidad de 5 millones de dólares, es cuando comienzan a considerarse ricos. El 20% de ese capital debe estar representado por efectivo en bancos, ya que esto hace que se sientan seguros. El 80% restante lo representan inversiones de todo tipo y propiedades en bienes muebles e inmuebles. 

   

Aquí es necesario hacer los correspondientes ajustes cambiarios. Así, dado que nuestra clase media es tan dada a revisar en una página proscrita, todas las mañanas, a cómo amaneció el dólar, cada vez que hablemos de equivalencias debemos considerar, siendo excesivamente benevolentes, el cambio a 200 bolívares por dólar.

Esto significa que nuestra clase media para, en efecto, adquirir la robustez de la clase alta necesita poseer MIL MILLONES DE BOLÍVARES (1.000.000.000), de los cuales 200 millones deben estar a la vista en caja y banco. No gasten su tiempo pensando en si son mil millones de los de antes o los de ahora, no, son simplemente MIL MILLONES DE BOLÍVARES de los únicos que existen.


El segundo estudio se basa fundamentalmente en los aportes de de Robert Kiyosaki, autor del libro “Retirarte Joven y Rico” quien hace una interesante cual sencilla  clasificación. 
De acuerdo a ella, la siguiente sería la correspondencia entre clases sociales versus ingresos:
Pobre:                     menos de 25 000 dólares al año
Clase media:          25000 a 100 000 dólares al año
Afluentes:              100 000 a 1 millón de dólares al año
Ricos:                      1 millón o más al año
Ultra ricos:             1 millón o más al mes
Para no aburrirlos con la linealidad del análisis, vamos a cambiar la pregunta en este segundo ejercicio por: “Cuánto se necesita para ser considerado pobre”?
Como vemos, si alguien gana menos de 25 mil dólares al año, puede ser considerado una persona pobre. En este sentido, si nuestra clase media generara ingresos anuales menores a los 5 millones de bolívares, no solamente estaría muy lejos de la riqueza, sino que ni siquiera clasificaría como clase media. Y ni pensar en sus inmediatos superiores, los Afluentes, ya que con esos ingresos pudiera ser considerada más bien como un efluente. Saque cada quien su cuenta y proceda a ubicarse en el estrato social que le corresponda, de acuerdo a lo que diga en su planilla AR-C

El tercer y último estudio nos dice que, en el Reino Unido, Inglaterra pues, si usted no genera ingresos superiores a los 230.000 dólares anuales no clasifica como rico. Entonces usted, en nuestro patio, debería ubicar sus ingresos, en consecuencia, sobre los 46 MILLONES DE BOLÍVARES.

La referencia para los EEUU es aún más dramática, ya que para ser considerado rico en el país angloparlante, usted deberá tener ingresos de al menos US$ 379.151 o de su equivalente en Bolívares de 75 MILLONES, 830.200.


En adición a lo hasta ahora expresado, a continuación hacemos un reconocimiento a los millonarios más ricos del planeta y la cuantía de sus fortunas, sólo con la intención que aquel clase media que nos lee y que se tongonea con la exquisitez de sus modelos burgueses, sepa cuánta  distancia los separa, bien sea a favor o en contra.

1.- Bill Gates:                   US$  79.200 millones
2. - Carlos Slim:               US$  77.100 millones.
3.- Warren Buffett:        US$ 72.700 millones.

Entre las novedades que presenta esta lista está que por vez primera forman parte de ella tres venezolanos, muy activos ellos en sus negocios públicos y hasta, alguno de ellos, se ha asomado como aspirante a la máxima magistratura venezolana, siendo desde luego muy bien visto por esta clase media, media clase, que ve en él el   físico del modelo de Presidente que necesitaría el país. Ellos son, de acuerdo a la revista Forbes:


Gustavo Cisneros:       3.600 millones de dólares.
Juan Carlos Escotet:   3.300 millones de dólares.
Lorenzo Mendoza:      2.700 millones de dólares

Fuente: http://contrapunto.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=16697:cisneros-escotet-y-mendoza-repiten-en-la-lista-forbes-de-multimillonarios&Itemid=284


Estos últimos datos han sido tomados por alguien, de la Revista Forbes, magazine especialista en contar las fortunas de los millonarios del planeta y hacer luego una clasificación pública de sus fortunas; pero para los acuciosos investigadores del portal pormipatria.org “la Revista Forbes es una farsa que muestra sólo millonarios populares de segundo nivel como Bill Gates o Warren Buffet, logrando desviar la atención sobre (…) los Verdaderos Mega-Ricos dentro de la Reserva Federal”.

Es probable que ahora sí comience a languidecer el poder del que se sentía ungida la clase media, porque no existe manera de contar la fortuna de estos super-recontra-mega millonarios, ya que en este selectísimo grupo de acaudalados bussiness men se encuentran únicamente los dueños de la Reserva Federal.

La clase media pudiera decir “y a mi qué? ¿Quiénes son ellos”? Bueno, en una corta y escueta respuesta, los dueños de la Reserva Federal son los dueños de la imprenta en la que se imprimen, valga la redundancia, los billetes verdes, o sea que ellos pueden tener los reales que les dé la gana.

Para los efectos referenciales, en este grupo se encuentran:

1.     Familia Rosthschilf (Londres, Berlín e Israel)
2.     Familia Rockefeller (estados Unidos e Israel)
3.     Familia Warburg (Alemania)
4.     Familia Morgan (Inglaterra)
5.     Familia Lazard (Paris, Francia)
6.     Familia Mosés Israel Seif (Italia)
7.     Familia Kuhn Loeb (Alemania y EEUU)
8.     Familia Lehman Brothers (EEUU)
9.     Familia Goldman Sachs (EEUU).


Como podemos ver, en todos estos ejemplos lo que abunda es dinero, dinero a veces, hasta en cantidades incontables, por lo que nos intriga si aún así nuestra clase media habrá conseguido algo en que ella se diferencie de las distintas clasificaciones de ricos que presentamos en este trabajo, lo que no impediría que nos aventuremos en enunciar una apriorística y muy benedética conclusión: si nuestra clase media, luego de estos estudios, no se sabe media rica; pero tampoco se siente medio rica y media, debe ser porque en realidad es medio otra cosa, cosa que no nos atrevemos a pronunciar, pero que tal vez despejemos la incógnita al leer el  poema de Mario Benedetti y con el que damos por concluido este ejercicio:

Poema a la Clase Media
Clase media 
medio rica
medio culta
entre lo que cree ser y lo que es
media una distancia medio grande

Desde el medio
mira medio mal
 
a los negritos
a los ricos
 
a los sabios
a los locos
a los pobres

Si escucha a un Hitler
medio le gusta
y si habla un Che
medio también

En el medio de la nada
medio duda
como todo le atrae
 
(a medias)
analiza hasta la mitad
todos los hechos
y (medio confundida)
 
sale a la calle con media cacerola
entonces medio llega a importar
a los que mandan
(medio en las sombras)
a veces, sólo a veces, se da cuenta
(medio tarde)
de que la usaron de peón
en un ajedrez que no comprende
y que nunca la convierte en Reina

Así, medio rabiosa
se lamenta
(a medias)
de ser el medio del que comen otros
a quienes no alcanza
 
a entender
ni medio


    

domingo, 5 de abril de 2015

La Cultura Occidental todo lo convierte en fashionería

La Cultura  Occidental todo lo convierte en fashionería
Héctor Acosta Martínez



“Una joven venezolana, Luz María España, decidió aumentarse los glúteos y por recomendación de una amiga eligió practicarse el procedimiento con un producto “natural” que supuestamente no tendría efectos secundarios en su organismo. La sustancia que le suministraron resultó ser Biofil, silicona líquida derivada del petróleo, al ser inyectada directamente en su torrente sanguíneo le ocasionó la muerte horas después”.

Noticias como ésta cada vez se producen con mayor frecuencia en nuestro país; aunque a decir verdad, son infinitamente mayores los casos en que no ocurre ninguna desgracia y las mujeres andan luciendo sus nuevos cuerpos repletos de silicona, biopolímeros, botox y otros aditivos que “realzan” la hermosura de las  venezolanas, quienes desde ya bastante tiempo constituyen un modelo de belleza aún en estado virginal. Sin embargo, esto parece haber sido insuficiente para la mujer criolla, habiendo una motivación    que la ha  impulsado a adoptar otros patrones de belleza, a fin de estar a la moda en cuanto a las tendencias corporales de encantamiento femenino.

En este sentido, ya casi ninguna parte del cuerpo de la mujer criolla ha quedado exenta de ser mejorada mediante tratamientos que van desde los más rudimentarios, que se hacen incluso en las aceras de las avenidas, como son los tratamientos dentales y piercings, así como en las más sofisticadas clínicas privadas del Este de la ciudad capital. Las partes del cuerpo que más se intervienen en la actualidad son los senos, los glúteos y la región abdominal (barriga); sin embargo, desde el cabello hasta los dedos de los pies son susceptibles de ser intervenidos a través de técnicas de refrescamiento. A muchos especialistas se les va la mano causando grandes problemas estéticos, como son la pérdida de la proporcionalidad de las partes intervenidas con respecto a las no atendidas, creándose un círculo vicioso de operaciones para reparar los daños causados, lo que ha aterrizado en la creación del modelo que encarna Doña Cayetana, mejor conocida como la Duquesa de Alba o el de la multimillonaria suiza Jocelyn Wildenstein. Todo esto sin soslayar la mar de problemas que se presentan en estas operaciones ocasionados por complicaciones inherentes a malas praxis médicas, infecciones naturales en este tipo de casos y rechazo del cuerpo humano a sustancias extrañas, lo que en muchas oportunidades ha ocasionado la pérdida de la vida.

Jocelyn Wildenstein


Duquesa de Alba o Doña Cayetana
                                                                            
 Si bien las mujeres parecen más orientadas a alimentar su vanidad a través de estos riesgosos tratamientos, no menos cierto es que los hombres también se han ido incorporando paulatinamente al boom de los cuerpos espectaculares, siendo cada vez más frecuente ver la pérdida del pudor inicial y su inserción en centros de cosmetología. Hay muchos ya que se han hecho los glúteos a fin de mejorar la caída de la ropa y no son pocos los que recurren a las abdominoplastias para tonificar los músculos en esa región y lograr  los ansiados chocolaticos. De igual modo, los del sexo fuerte están tomando riesgos cada vez mayores con la ingesta de esteroides anabólicos cuyo propósito es mejorar el rendimiento en las actividades físicas en las que participan y en lograr resultados más rápidos en la modulación muscular.

¿QUÉ ES LO QUE ESTÁ PASANDO?
Toda esta situación se torna cada vez más preocupante por todo lo que implica para la salud física, psíquica y mental, además de su contribución a lo no generación de bienestar en muchas personas que ven frustradas sus aspiraciones de lucir un cuerpo envidiable, convirtiéndose muchas veces en bulímicas o anoréxicas y sus consecuentes disfunciones sociales.
A mi manera de ver esto está relacionado con las creencias con las que a pie juntillas las personas se identifican, haciendo de ellas una especie de religión o dogma de obligatorio cumplimiento. Son las creencias las responsables que las personas se orienten con mayor complacencia hacia algo en la vida; son abocamientos que direccionan la acción de las personas, constituyéndose en patrones o modelos de comportamientos individuales, grupales, familiares, sociales y hasta culturales.
Las creencias no tienen un fundamento lógico o racional, de hecho son notoriamente refractarias a la lógica, simplemente son decretos que actúan como mandatos que son de estricto cumplimiento, porque en el fondo lo que subyace es que “algo malo va a pasar si no se cumple con esa creencia”.
A las creencias nos las conseguimos en casi todas las cosas de la vida. Hay las que tienen que ver con las causas de lo que ocurre; algunas sobre lo que significa cada acontecimiento de la vida; hay las que afectan la identidad de las personas y familias; todas ellas abarcan los más diversos campos de la vida de las personas.
Por todo lo anterior, creo, que en algún momento de la vida tuvo que haber ocurrido algo, en esta parte del orbe que lo delimitamos como  la Cultura Occidental, relacionado con algún patrón de belleza física, el cual se haya expresado de forma incidental pero que fue procesado y adoptado como un veredicto de vida por y para los habitantes de este vasto territorio interoceánico y cuya constante estimulación por parte de algunos ha sido la responsable de que ese enunciado  haya sido universalizado.

LA CULTURA OCCIDENTAL
 “Aunque el origen de nuestra Cultura Occidental se puede remontar a épocas anteriores a Grecia y la misma cultura Griega bebió de fuentes más antiguas pertenecientes a otras civilizaciones, se tiene que reconocer que el origen del conjunto de hechos, escritos, modos de pensar e interpretar y hasta el modo de enfrentarse a los problemas de la naturaleza se encuentra vinculado a lo que llamamos mundo grecorromano” (Joaquín Fernández Pérez).
Esta primera definición de Cultura Occidental identifica la misma con sus orígenes étnicos, afirmando, como lo hacen muchos otros autores, que fueron Grecia y Roma la cuna originaria de dicha civilización. Esto traerá a la larga explicaciones  que apuntan a justificar la herencia de la que somos beneficiarios por estar nuestra geografía dentro de los linderos de esta acepción.
Pero en segundo lugar el concepto de Cultura Occidental nos refiere también a referentes eminentemente geográficos, ya que al hablar de “occidente”  estamos haciendo referencia a un punto cardinal mejor conocido como el “oeste”; de manera que ese punto geográfico se refiere básicamente al oeste de Europa y Asia, lo cual nos lleva a pensar que la Cultura Occidental se extiende desde el extremo oeste de Europa hasta el extremo, por supuesto occidental del Hemisferio Oeste.
Pese a que no existen fronteras precisas y la mayoría de los países son multiculturales, suele decirse que el mundo occidental está formado por EuropaAméricaAustraliaNueva Zelanda y Sudáfrica. Algunos países, como Rusia o Israel, pueden ubicarse en uno u otro lado.

Denominamos, entonces,  Cultura Occidental al proceso histórico que apareció en Grecia alrededor del siglo VI a. de C. y que define el modo de percibir y manejar la realidad mediante la razón, lugar común donde diferentes personas construyen su identidad a través de un banco de representaciones mentales compartidas que definen el sentido de la verdad. Tuvo su asiento en Grecia una cultura que expandió por todo el mundo conocido grandes legados en cuanto a las artes y a las ciencias, destacándose sus grandes logros en la Medicina, Matemáticas, Arquitectura, Filosofía, Geometría, Pintura, Escultura, Política, Religión, etc.

Del mismo modo los primeros estudios sobre la belleza humana también se asentaron en los aportes dados por los griegos, muchos de ellos provenientes del estudio de otras ciencias como la Matemáticas y la Geometría; de hecho para los griegos la vida misma se explicaba a través del lenguaje de los números.

Para los griegos, entonces, la belleza era un problema de proporciones en las dimensiones, idea expresada básicamente  por Pitágoras, quien a su vez coincidía con Santo Tomás de Aquino (1225-1274), quien pensaba que la belleza era el resultado de tres prerrequisitos, a saber: integridad o perfección, armonía y claridad o brillantez. Por su parte, León Battista Alberti (1404-1472) el denominado mayor arquitecto del Renacimiento puso el énfasis en los atributos formales de los edificios y sus detalles, proporcionalidad y ornamentación. Al respecto expresaba que la belleza es “una armonía de todas las partes, en cualquier sujeto en que aparezca, ensamblado con tal proporción y conexión, que nada podría añadirse, disminuirse o alterarse, si no es para   peor” (J. Ignacio Extremiana Aldana-Universidad de la Rioja: La Divina Proporción).

Como podemos ver en estas primeras referencias, la idea más extendida entre  los griegos acerca de la belleza es la de que ésta se relaciona indefectiblemente con armonía y las proporciones entre las partes de casi cualquier cosa que exista sobre la tierra, de allí que, como se demostrará empíricamente en estudios ulteriores, los sentidos de las personas se inclinan preferentemente hacia aquello que les resulta más agradable y atractivo, hacia lo que les resulta bello.



Sin embargo no es sino hacia los años de 27 a. de C. cuando se realizan los primeros estudios científicos acerca de las dimensiones humanas, cuando el Emperador Julio Cesar encomienda al arquitecto Marcus Vitruvius Pollio el diseño y fabricación de máquinas de guerra y éste desarrolla en su obra De Architectura diez tomos en el que uno de ellos es dedicado a resaltar las proporciones humanas. 


EL HOMBRE DE VITRUVIO

La obra de Vitruvio es escrita  por vez primera en Roma entre los años 27 y 23 a de C., haciéndose posteriormente numerosas reediciones, siendo Leonardo Da Vinci, quien en el año 1486 –segunda mitad tal vez-  recrea la imagen gráfica del Hombre de Vitruvio a través de un dibujo que le daría fama y relevancia a la obra científica del antes nombrado arquitecto.


El Hombre de Vitruvio de Leonardo Da Vinci


Este tratado de la perfección de las proporciones humanas trata de vincular la belleza de la arquitectura con la del cuerpo humano, basándose fundamentalmente en las siguientes medidas y proporciones:
Las proporciones descritas por Vitruvio son las siguientes:
§  El rostro, desde la barbilla hasta la parte más alta de la frente, donde están las raíces del pelo, mide una décima parte de la altura total.
§  La palma de la mano, desde la muñeca hasta el extremo del dedo medio, mide exactamente lo mismo.
§  La cabeza, desde la barbilla hasta su coronilla, mide la octava parte de todo el cuerpo.
§  Una sexta parte mide desde el esternón hasta las raíces del pelo.
§  Desde la parte media del pecho hasta la coronilla, una cuarta parte.
§  Del mentón hasta la base de la nariz, mide una tercera parte (del rostro).
§  La frente mide igualmente otra tercera parte.
§  El pie equivale a un sexto de la altura del cuerpo.
§  El codo, una cuarta parte.
§  El pecho equivale igualmente a una cuarta parte.
§  El ombligo es el punto central natural del cuerpo humano. En efecto, si se coloca un hombre boca arriba, con sus manos y sus pies estirados, situando el centro del compás en su ombligo y trazando una circunferencia, esta tocaría la punta de ambas manos y los dedos de los pies.
§  La figura circular trazada sobre el cuerpo humano nos posibilita el lograr también un cuadrado: si se mide desde la planta de los pies hasta la coronilla, la medida resultante será la misma que se da entre las puntas de los dedos con los brazos extendidos.
Además, Da Vinci corrige algunas proporciones y añade otras:
§  Cuatro dedos hacen una palma.
§  Cuatro palmas hacen un pie.
§  Seis palmas hacen un codo.
§  Cuatro codos hacen un paso.
§  Veinticuatro palmas hacen a un hombre.
§  Si separas la piernas lo suficiente como para que tu altura disminuya 1/14 y estiras y subes los hombros hasta que los dedos estén al nivel del borde superior de tu cabeza, has de saber que el centro geométrico de tus extremidades separadas estará situado en tu ombligo y que el espacio entre las piernas será un triángulo equilátero.
§  Desde la parte superior del pecho al nacimiento del pelo será la séptima parte del hombre completo.
§  Desde los pezones a la parte de arriba de la cabeza será la cuarta parte.
§  La anchura mayor de los hombros contiene en sí misma la cuarta parte.
§  Desde el codo a la punta de la mano será la quinta parte.
§  Desde el codo al ángulo de la axila será la octava parte.
§  La mano completa será la décima parte.
§  El comienzo de los genitales marca la mitad del hombre.
§  El pie es la séptima parte.
§  Desde la planta del pie hasta debajo de la rodilla será la cuarta parte.
§  Desde debajo de la rodilla al comienzo de los genitales será la cuarta parte.
§  La distancia desde la parte inferior de la barbilla a la nariz y desde el nacimiento del pelo a las cejas es, en cada caso, la misma, y, como la oreja, una tercera parte del rostro.
Se manifiesta en toda esta producción la perfección geométrica del cuerpo humano, perfección que llega al límite de lo inconmensurable, derivándose de aquí el concepto de Divina Proporción o Zona Áurea, ya que para los griegos la belleza era una creación de Dios.
Ahora bien, para los fines que nos hemos establecido en este artículo, los hallazgos fundamentales que encontramos en estos estudios es que posteriores investigaciones han determinado que el patrón de belleza expresado a fines de la Edad Media en esta obra, continúa hoy más que nunca siendo un modelo de referencia. Del mismo modo se han llevado a cabo numerosos estudios en los que ha quedado demostrado que el rostro de las modelos y reinas de belleza, se adecúa más que las del resto de las mortales a la divina simetría de la Zona Áurea, lo cual eventualmente explica el por qué las encontramos bellas, por lo menos dentro de los linderos de la Cultura Occidental.

Por otro lado un grupo de científicos de la Universidad de Texas se propuso hace unos años descubrir los secretos de la belleza femenina y sus averiguaciones acabaron con la imagen de las chicas 90-60-90 como modelo de perfección.

Según estos estudios, existe la llamada “proporción áurea del deseo”, representada por la cifra 0.70588253, y, si el coeficiente entre los centímetros de cintura y los de cadera da un resultado cercano a esta cifra, estaremos muy cerca de las verdaderas medidas de la belleza.

Si tenemos en cuenta las consideraciones de este estudio, no importan tanto las medidas concretas o “estandarizadas”, sino la proporción entre esas dos partes de la anatomía femenina.
“La belleza, como lo planteaba Kant, no puede ser definida, sino que solamente puede reconocerse y aunque es  relativa está supeditada de acuerdo a la relación con algún ideal cultural, que produce placer en quien lo contempla”.
Como lo plantea Eco (2005) lo bello y la belleza están directamente ligados a valores y elementos de evaluación que la sociedad ha visto como positivos y que le son de agrado y deseo.
En este sentido, sólo es posible hablar de belleza en un determinado espacio de distinciones comunes para todos los habitantes de una región, en donde lo principal que se comparte son los patrones o cánones de belleza, en este caso, lo que queda aceptado como  una declaración de conformidad con las dimensiones del asunto. Por ello, el patrón de belleza de la mujer occidental sólo es válido para las personas que se encuentren comprometidas con los patrones de la Cultura Occidental que hemos definido anteriormente; pero poco o nada tiene que ver con el patrón de belleza de otras culturas, tan legítimas como la de Occidente, como sería el caso de las Mujeres Jirafas o Padaung, de Africa, quienes en su afán de lucir bellas, usan aros desde muy pequeñas alrededor de sus cuellos que aseguran el crecimiento del mismo a expensas de la separación de los espacios cervicales, por lo que tienen que usar las argollas de por  vida, so pena de perder el sostén de la cabeza y morir asfixiadas, como en efecto ha ocurrido cuando por causa de un castigo por adulterio le son  retiradas las argollas, sobreviniéndoles la muerte.


Niñas Jirafas se preparan para ser bellas
Belleza Jirafa adulta
A mi manera de ver lo que en ambos casos se pone de manifiesto es la creencia de que si se cumplen con los parámetros establecidos por la cultura a la que se pertenece, se es bella o bello. En el caso de la Cultura Occidental que es la que nos ocupa, la creencia de que si el cuerpo posee la Divina Proporción en todas sus partes se está dentro de los ideales de belleza, es lo que estimula el desafío de la propia naturaleza de cada persona, lo que conlleva en muchos casos a correr los riesgos que sean necesarios para cumplir con tan vanidoso propósito. Esto se convierte en un problema de aceptación/no aceptación; de manera que si se poseen las medidas la persona se acepta a sí misma, porque siente que está siendo aceptada por el resto de la sociedad. Pero si no tiene las proporciones mágicas su vida se trunca, porque comienza a ver en el espejo una autoimagen deformada de sí misma, su percepción la persuade de la perfección de su propia naturaleza y en consecuencia comienza a sufrir de problemas, tales como la dismorfia corporal.

El desorden dismórfico consiste básicamente en la preocupación excesiva que acumulan algunas personas porque algunas partes de su cuerpo no son de su agrado, contribuyendo la autopercepción a distorsionar exageradamente esa visión, generando un rechazo traumático que lleva a la frustración, al miedo, a la ira y al aislamiento.

“En los hallazgos realizados a través del Foro Social Anxiety Support, se tuvo como resultado una serie de visiones subjetivas de la enfermedad Dismorfia Corporal por parte de  personas que la sufren, que han sido diagnosticadas y otras que sospechan por su sintomatología tenerla, en este caso usando testimonios femeninos exclusivamente. Las personas se identifican en términos globales como feos, deformes, asimétricos, también muestran una tendencia de fobia a los espejos, y algunos muestran conductas masoquistas ante este objeto pues se enfrentan repetidamente para observar su cuerpo. Presentan una obsesión respecto a su aspecto físico, tienen una autoimagen muy negativa, presentando incluso algunas veces somatización de su problema mental, tales como mareos y nauseas.

 En cuanto a la morfología del cuerpo se observan imágenes mentales de deformación y distorsión en el cuerpo, así como también exacerbación de las reacciones ante un defecto real, se mencionan muchos problemas con respecto a la forma de los labios, caderas, piernas, nariz, cabeza, entre otras. Se encontró también que algunas se comparan con patrones de belleza que encuentran en revistas (fotos), se encuentran influenciadas por ideales de belleza (cánones), impuestos por la sociedad. La imagen que perciben estas mujeres está asociada a lo con lo asimétrico y deforme o desproporcionado”. (Isabel Maduro: concepción estética del cuerpo femenino a través de la Distorsión Perceptiva de la Forma).

La Cultura Occidental, definitivamente, exacerba el culto a la belleza, creando, además del patrón o modelo, las exhortaciones o consignas que aúpan la insistencia en conseguir el tan ansiado trofeo. Expresiones tales como “sin tetas no hay paraíso”, “no hay mujer fea, lo que hay son limpias” y “una novia sin tetas, más que novia es una buena amiga”, explican en parte el fenómeno del cual son víctimas nuestras mujeres occidentales.

Todo esto junto lo que hace es crear un cristal a través del cual se mire al mundo, de manera que todo aquello que no sea nítido, es rechazado y por lo tanto queda fuera del sistema creado. 
De tal manera que la creencia de un ideal de belleza occidental basado en la posesión de chocolaticos en los hombres y de una perfección corporal a través de la Divina Proporción, Zona Áurea o número phi en la mujeres lo que impulsa es a la lucha desenfrenada por parecerse al modelo inventado, transformado y corregido en la Cultura Occidental actual.
Lo otro que es importante destacar, es que los grandes centros de la moda mundial con sedes en Londres (Europa), Nueva York (América), Paris (Norte de Europa) y Milán (Centro Europa) imponen sus gustos al resto del planeta, determinan los patrones y diseñan el perfil del hombre y de la mujer que se adapte a la mercadería. De allí a que desde hace ya varios siglos, todo aquello que no cumpla con las medidas, si es de interés de Occidente es forzado a que las  cumpla.
De esta manera podemos ver al personaje más importante de nuestra era como lo es Jesucristo, como se ha ido transformando en los lienzos y serigrafías occidentales hasta convertirlo en un prototipo de actor de Hollywood.
Jesuscristo occidentalizado

Así sería el verdadero rostro de Jesús





De acuerdo a investigadores, quienes usaron técnicas tridimensionales y de antropología forense, el verdadero Jesús era un hombre de baja estatura, de tez morena y no tenía los ojos azules como el Jesús fashion de la invención occidental, todo ello de acuerdo al estudio del Santo Sudario o Manto Sagrado con el que fue envuelto  una vez muerto, que en sí es lo único material con que se cuenta para hacer el estudio. Este Jesús, dicen los historiadores, es más parecido al tipo de hombre de su época y lugar.

En contraposición, Occidente nos presenta un Jesús alto, de piel blanca, ojos azules, cabello liso con un peinado moderno, barba bien afeitada, con una simetría tal que más bien se asemeja al Hombre de Vitruvio. Algunos testimonios de historiadores dicen que a este Jesucristo los guardias que lo capturaron, no hubieran d tenido problemas en identificarlo cuando el Isacariote lo delata, ya que contrasta enormemente con el modelo de hombre de la época.

El Simón Bolívar de nuestra historia
Simón Bolívar en 3D
Un caso idéntico es el de nuestro Libertador Simón Bolívar, a quien los pintores le asignaron unas características plasmadas en los lienzos y otra imagen distinta salió del estudio en 3D al que fue sometido luego de su exhumación hace poco más de tres años.

Por qué nos cuesta tanto reconocernos en el Bolívar 3D? Para mí la respuesta tiene que ver con las creencias, tanto en el caso de Bolívar como en el de Jesucristo: nos vendieron la perfección en la simetría occidental, nuestros cristales se adaptaron perfectamente a esa visión, rechazando todo aquello que cae fuera de ese cristal. Todas estas cosas se rechazan desde el inconsciente ya que es allí donde tiene su asiento la creencia que nos han inoculado desde hace tantos siglos  y que a cada minuto los medios de comunicación occidental se encargan de reforzarla. Alguien dijo, muy acertadamente, “es que occidente todo lo convierte en mercancía”.

LA OCCIDENTALIZACIÓN DE LAS CREENCIAS EN LA POLÍTICA

La política es otro de los sectores en el que las creencias son utilizadas para ganar adeptos y lograr lo que de otro modo resultaría un poco más difícil. Recientemente en Venezuela se produjeron unas elecciones para elegir al Presidente de la República y en la que dos candidatos, fundamentalmente, se enfrentaron por la máxima magistratura. El uso de las creencias, vale decir, no es ni bueno, ni malo per sé, por lo cual no existe ningún juicio de valor en apelar a ellas en un momento de máxima necesidad.

Lo cierto del caso es que los asesores de uno de los dos  candidatos desempolvaron el mágico maletín de las creencias, para invocar mensajes que llegaran un poco más allá, hasta el inconsciente colectivo y generar el resultado deseado. El uso impecable de una estrategia seguida con rigurosidad y precisión de  cirujano, se encargaría del resto. Así, el candidato Henrique Capriles, seguiría cuidadosamente un plan que lo conectara con El Hombre de Vitruvio y el ideal de belleza y salud del Hemisferio Occidental. La estrategia consistiría en mostrar al candidato como  la vedette que, supuestamente, está presente en el imaginario social, así en hombres como en mujeres. Ciñéndose a este plan, el candidato empezó por autodenominarse “el flaquito”, colocando aquí parte del deseo o del sueño frustrado de muchos. Luego, levantando su camisa y enseñando parte de la región abdominal gritaría,  “chocolate nuevo”.

                                                                Henrique Capriles R.
El candidato enseña su Zona Áurea


Se suponía que instalado en el inconsciente colectivo el patrón de belleza occidental, recordárselo a los electores completaría el trabajo, por eso el candidato siguió con su estrategia mostrando su buen estado de salud, al recorrer cientos de pueblos en tres meses, y además decirlo en todas sus intervenciones; jugar caimaneras de baloncesto y de pelotica de goma y participar en maratones, total que hacía ya bastante tiempo que un candidato, Carlos Andrés Pérez, había prometido “democracia con energía” (ambos, democracia y energía,  valores occidentales) y demostrado su buen estado físico, saltando charcos a zancadas y no le había ido mal.

El otro aspecto interesante de esta estrategia es que a quien tenía como contrincante representaba todo lo contrario, era el antimodelo Vitruvio, ya que el Presidente Chávez venía saliendo de una enfermedad (enfermo, un antivalor) y había quedado con unos cuantos kilos de más (gordura representa lo rechazado en occidente).         

Chávez con el hancicap de la gordura y la enfermedad

Además, el candidato Chávez quedaba debiendo los chocolaticos, porque abdomen pronunciado no hace chocolate, ni nuevo ni viejo.
Más allá de lo ocurrido al final de la elección, lo interesante para objeto del análisis que venimos haciendo, es que fue diseñada una estrategia basada en lo que son las creencias en cuanto al ideal de belleza de occidente y que independientemente del resultado final, es posible mover, o intentar mover, o incluso manipular el inconsciente colectivo de manera deliberada, a través de un conocimiento que tiene casi un milenio de edad, porque como solía expresar Giuseppe Verdi “Retorna a lo antiguo y serás Moderno”.

Para finalizar, terminaremos con la caracterización y principal conclusión que hace Victor Piccinini durante una conferencia en el Centro Mundial de Estudios Humanísticos de Buenos Aires:

"Podemos afirmar que vivimos y asistimos a la crisis final de una civilización en su momento de decadencia: la civilización occidental, cuyas características y rasgos más salientes han sido:
-El progresivo alejamiento de conceptos y elementos que podríamos denominar “la esencialidad humana” (la interioridad humana, las preguntas acerca del sentido y de la raíz de la existencia, las prácticas que llevan al contacto con la propia interioridad).
-Una marcada dirección hacia la externalidad.
-Un acelerado desarrollo científico, tecnológico y material, desconectado de las necesidades humanas esenciales.
-El aumento de la violencia en todas sus expresiones.
-Una marcada separación entre cuerpo y espíritu.”
En sincronía con el planteamiento inicial podemos concluir diciendo que la Cultura Occidental asaz definida, es la responsable del impacto que ha tenido en la vida de sus ciudadanos, la exaltación de los atributos físicos, por encima de cualesquiera otros y que Occidente, ahora más occidentalizado que nunca,  se ha encargado de, absolutamente todo, convertirlo en fashionería.