sábado, 9 de mayo de 2015

Lo que Obama no quiere que tú, joven sepas!

OBAMA Y EL FIN DE LA HISTORIA

El bombardeo ideológico hacia los más jóvenes se ha venido incrementando considerablemente a lo largo de los últimos 15 años. De ser materia subliminalmente tratada  desde tiempos remotos, pareciera que sus innegables resultados no han dejado satisfechos a los diseñadores de ideologías, al punto de que el mismo Obama ha terciado en tan serio asunto, dejando boquiabiertos a quienes creían en una eventual inteligencia aplicada del anglo-afro-descendiente presidente.

Lo cierto es que, no contentos con el desarraigo producido en los jóvenes, quienes por unos dólares más abandonan casa, familia, propiedades y amigos, no contentos con haber instaurado una cultura que privilegia en las ellos la escuela del centro comercial y con ello su afán por las modas y ropas de marca, han comenzado a atacarlos con dos premisas, para terminar de convertirlos en unos guiñapos o, para hacerlo menos ofensivo, analfabetas funcionales.

Lo primero es meterle en la inconsciencia que todo aquello que ocurre más allá de sus fronteras visuales (hasta donde les alcanza la vista), ese no es su problema, ese es peo de los que están por allá y ellos que resuelvan su vaina. De esta manera destruyen cualquier vestigio de solidaridad que pueda producirse con los refugiados libios, iraquíes, sirios o somalíes, además y más importante, de que los conminan a ni siquiera interesarse en saber las razones de los conflictos que los enfrentan, con todo y la globalización, a la que constantemente recurren para confirmar la posesión de rasgos de modernidad de la que se creen ungidos.

El segundo aspecto, tan o más importante que el primero, es que son entrenados para borrarles de su mente la palabra Historia y por el consiguiente desprecio hacia lo viejo, cosa a la que coadyuva la indetenible velocidad con la que evoluciona la tecnología, de manera que por un fenómeno de igualación, así como un teléfono celular después de dos años se obsoletiza, de igual forma todo hecho social que se desarrolló en los inmediatos par de años anteriores, no merece permanecer en la base de datos humana, por lo tanto está destinado a perecer de inmediato con un irremediable delete.

Por ello no es casual que  Barack Obama, el Presidente del Imperio más poderoso del mundo, con todo lo que este lugar común implica, haya tomado como escenario ideal, la VII Cumbre de las Américas para decretar El Fin de la Historia. El keniano no se detuvo en complejos para declarar abiertamente que a él no le interesaba discutir sobre la Historia, que lo pasado, pasado estaba y que su interés era mirar hacia el futuro.

Textualmente afirmó “soy el primero en reconocer que la aplicación de los derechos humanos en nuestro país no siempre han sido consistentes y congruentes. Tenemos capítulos oscuros en nuestra propia historia. Podemos pasar mucho tiempo hablando de injusticias pasadas y usar a EEUU como excusa cómoda de los problemas políticos que pudieran suceder a nivel nacional, pero eso no va a aportar progreso, ni hará que nuestros países sean más productivos y competitivos”.(subrayado nuestro) (…) La guerra Fría terminó hace mucho tiempo, y no me interesa continuar en batallas que empezaron antes de que yo naciera”.

Esta salida pretendidamente inteligente y hasta sincera  de Obama, tiene su corolario en el trabajo concienzudo, llevado a pulso desde los centros de idiotización de las juventudes del mundo, para borrar de sus mentes los necesarios referentes históricos, que son los que permiten la unión de marcos y la comprensión del presente, tiempo en que vivimos.

Por eso la Historia muchas veces se ha conceptualizado como el estudio de los hechos Pasados, que permiten comprender el Presente y proyectar el Futuro
Conocer, comprender y proyectar son verbos activos para hacer de la Historia una herramienta indispensable en el diseño del país que se quiera construir; pero cuando a esta ecuación se le roba el Pasado, cosa en que los norteamericanos son unos expertos como veremos más adelante, deviene inmediatamente la incomprensión de la actualidad, solo que para evitar la incomoda indagación, entonces se es conminado a asumir la complejidad del Presente como algo irremediablemente trivial. Es por ello, yo hasta había pensado en un principio que era casualidad o de modé, que los más jóvenes sean tan refractarios a conocer todo aquello que se encuentre más allá de Chino y Nacho.

Siendo así y teniendo en parte la batalla perdida, los jóvenes han comprado la exhortación de Obama acerca del Fin de la Historia, la han hecho suya y han asumido que un Mundo Disney es posible, echando a un lado el incómodo y pesado Pasado y marchando hacia un futuro dibujado en las green cards y en el american way of life.

Ahora bien, este Alzheimer Histórico que predica Barack Obama, cuando no es aceptado por las buenas, entonces es impuesto por las malas, borrando apunta de bombazos y al precio que sea, cualquier vestigio de Historia en los territorios que intentan ocupar; tal cual ocurrió en Irak, de donde, producto de la invasión del año 2003, desparecieron, bueno desaparecieron es un eufemismo, una enorme parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad, entre los que se cuentan papiros con los primeros signos de escritura, rollos de torás que datan de antes del año 3.000 antes de Cristo y en los que se narraba la ley escrita y oral del Judaismo, en cristiano era una especie de Antiguo Testamento; desparecieron gran parte de las Bibliotecas antiguas de la Mesopotamia con todo su valor histórico; en su apetito sin freno por apoderarse del pasado de la humanidad, igualmente fueron saqueados cientos de yacimientos arqueológicos, constituídos por ciudades y poblados antiguos, de donde se podrían extraer explicaciones para la comprensión de la Historia Antigua, etc.

Es útil saber que toda esta defraudación al pueblo irakí fue planificada pormenorizadamente, ya que el anuncio de la invasión movió el interés de los grandes jerarcas del Pentágono, de importantes coleccionistas de arte y de ladronzuelos de poca monta, quienes una vez consumada la invasión, actuaron con total libertad, amparados en la protección que proveían las fuerzas de ocupación. 
Así que, al igual que en la pelea de pranes en la que los EEUU les birló a Alemania más de 40 toneladas de su oro almacenadas en la  Reserva Federal, pueden ser aún muchísimas más, EEUU le ha robado a la humanidad un pedazo enorme de su legado cultural ancestral y hoy, cuando Irak comienza a recuperar su capacidad de acción y reclama a USA la devolución del inventario arqueológico robado, ésta responde que sólo le será entregado el 50% de lo arrebatado, como si se tratara de un simple juego de roba montón.

Como podemos ver, los EEUU actúan como Jalisco que si no se lo dan, lo arrebatan y es justamente, lo que hacen con la juventud mundial, la que conforme al espejismo de la Globalización, deambula de un país a otro en busca de un prometido bienestar material, por el que vale la pena abandonarlo todo, incluso su nacionalidad; por supuesto que este es un concepto que ha dejado de inquietar a la juventud, ya que al EEUU arrebatarle su ADN ancestral, el archivo de recuerdos, afectos, lealtades, identidades ha quedado totalmente vacío. 

Como en el poema de Andrés Eloy Blanco, a la juventud amenazan con “llevarle el latido y dejarles el corazón”.

Será, entonces, tan casual, frugal o trivial el interés de EEUU por el Fin de la Historia?

Esta mañana, a tiro de terminar esta crónica, me abordó mi nieto de cuatro años, quien luego de una conversación interrumpida por mi constante déjame terminar, me preguntó:

“Abuelito, ¿por qué los abuelos todo lo adivinan?”

Viéndolo con sentimiento le respondí:
“Porque a algunos abuelos no nos han robado el pasado”

Estoy seguro que no lo entendió, pero tengo la esperanza de que algún día lo entienda.


http://www.iraqsolidaridad.org/2007/docs/11_06_07_Global_Policy_VIII.html