Eran cerca de las 6:00 pm cuando la menor de las hermanas de Mercedes, una amiga del barrio Nueva Guayana, se apareció con su bolsa de Clap, cosa que habían estado esperando con sobradas ganas ya que la provisión de alimentos había venido bajando drásticamente como consecuencia de los precios de los últimos días.
De modo que esa tarde-noche el emocionómetro de la familia de Meche se movió desde la mucha tristeza a una infinita, pero efímera alegría.
Ese día habían hecho una vaca para comprar un kilo de queso "del más duro, chamo", aprovechando que las lluvias lo habían hecho bajar del pódium en que se encontraba en compañía de la carne y de los huevos.
- Tra acá esa harina pan, que ya es que vamos a poner las arepas en el budare, ordenó Vicenta, la tía-abuela mayor de Meche y una de las viejas más retrecheras de la familia.
- Pues estás muy equivocada, Tita, porque no trajo harina Mendoza, que es tu preferida- soltó de una vez la menor de las muchachas, como buscándole la lengua a la vieja matrona, quien siempre está de a toque para iniciar una discusión.
Sin embargo esta vez fue diferente porque la sola posibilidad de tener algo para cenar le había cambiado el estado de ánimo. Así que como quien no quiere la cosa, le respondió jocosamente:
- No me vas a provocar, no me vas a provocar ... traqui traqui traqui traqui jajajaja jajajaja - reía con una alegría que no cabía en sus arrugas.
Finalmente comenzaría el proceso de elaboración de las arepas. La vieja con toda su buena disposición comenzó el proceso de "domesticación" de la harina ....y aquí fue cuando empezó Cristo a padecer.
- Vergación, muchacha er demonio, pásame un poquito más de agua que está harina es arrechísima - pidió la tiabue enfrentando el reto mientras el resto de la familia ordenaba en la alacena los demás alimentos que trajo la bolsa.
- Jueputa, Mercedes der Valle, ponme a calentar un poquito de agua, chica, que esta vaina no va a ser más fuerte que yo!
- Tía, una amiga de la universidad me acaba de decir que el agua debe estar muy pero muy caliente para amasar o mejor dicho, amansar esa harina, dijo una de las más jóvenes.
- Bueno, y qué carajo quieren ellos, que uno se chamusquee las manos? Búscame los guantes del corona virus pa' que no quemame las manos!
Al rato, luego de tantos intentos por domar la harina de maíz, la vieja gritó exhausta:
- Quién fue el genio que metió esa piazo de arena de maíz en la bolsa Clap?
- No sé, tía, pero dicen que las harinas buenas son para la exportación, respondió Meche.
- Bueno, no me creas a mi. Eso se lo escuché decir a Castro Soteldo con respecto a la Harina Goya, argumentó Meche tratando de no meterse en problemas.
- Ahh ya entiendo! La vieja práctica de oscuridad pa' la casa y claridad pa' la calle, es decir, lo que tanto nos criticaron a nosotros en la cuarta - atacó la vieja con fuerza.
- Yo me pregunto, de acuerdo a lo vieja bruta yo soy, y será que Castro Soltero le da de comer a su familia de esta harina?
- Soteldo, tiabue, Soteldo, corrigió Meche.
- Es que Soltero debe ser para nunca haber amansado, como dice Licha, una bestia como esta. Por cierto, cuál es la marca de esta presunta harina y dónde cipote la hacen?
- Bueno, tiabue, aquí dicen que la traen de Brasil. Se llama ReinaArepa!
- Dios mío! Me imagino que las reinas pepeadas que se comía nuestra Susana Dujim no se las preparaban con este reina - atizó más la brasa la anciana, irónicamente.
Mientras tanto, la familia congregada alrededor de la cocina, se esforzaba por no caer en depresión, ya que aquel engrudo amarillento que yacía en un perol de la cocina era lo único que tenían para mitigar el hambre.
Cuando ya estaban a punto de romper en llanto, Fucho, el padre, quien había estado todo el rato en silencio, alentó a su familia diciéndoles:
- Ustedes no han escuchado el dicho "si del cielo te caen limones tienes que hacer limonada?". Ahhh? Entonces hagamos arepas con la harina que tenemos y comamoslas con humildad en unión familiar!
- Eso sí, advirtió la tía-abuela antes de dejar la protestadera, el que tenga puente, plancha o corona, que vea bien como las muerde, porque estos ladrillos le parten una pieza a cualquiera, -sentenció la matrona, al mismo tiempo que refunfuñaba en voz baja para no romper la motivación creada por el viejo:
- Ay, Soltero, te quiero ver por un huequito comiéndote estas arepas, porque el que se come estas briquetas en la mañana y en la noche, al otro día seguro termina expulsandolas en forma de pellas $##_&-_$## y más!