viernes, 1 de octubre de 2021

Había 8 negras entre las Medias Blancas

                                                       ¿O todas eran  negras?

Mal comenzaron las cosas para los Medias Blancas de Chicago, equipo de beisbol de las Grandes Ligas, cuando su pitcher estrella,  Eddie Cicotte, golpeó al primer bateador que enfrentó en el primer juego de la Serie Mundial de 1919. No se vaciaron los dogouts, ni hubo intentos de trifulcas entre los jugadores, pero ese desbol (anglicismo derivado de la palabra inglesa dead ball o bola muerta)  hizo que de inmediato se dispararan las apuestas a favor del más débil en esta Serie, que era el equipo de  Rojos de Cincinnati.

Los Medias Blancas de Chicago formaba en esa época un verdadero trabuco, con un equipo de grandes estrellas entre quienes figuraban el estelar lanzador Eddie Cicotte, el outfielder  “Shoeless” Joe  Jackson,  Eddi Collins,  Dicki Kerr y unos cuantos más.

En esas primeras 2 décadas del siglo XX, los Medias Blancas acumularon 6 Campeonatos de la Liga Americana, la Serie Mundial de 1917;  dicen los entendidos que si no es por que se les atravesó la 1era Guerra Mundial en 1918 y hubo de ser suspendida esa temporada, también se hubieran embolsillado la Serie Mundial de ese año y al llegar a la Serie Mundial de 1919, último año de la llamada Dead Ball Era (Época de la Bola Muerta) lucían como amplios favoritos de las apuestas para hacerse de esa Serie Mundial; apuestas que aunque eran ilegales, no obstante servían para apreciar el grado de favoritismo de los equipos.

Ah pero ese equipo de los White Sox no vivía en un lecho de rosas. Al contrario existían demasiadas diferencias, algunas irreconciliables, entre los jugadores y entre los jugadores y el dueño del equipo, el señor Charles Comiskey (ah por eso el nombre del estadio de los Medias Blancas). Una de esas diferencias era la preferencia que tenía el big boss por los peloteros educados. Estos, que hoy en día llamarían Nerds ganaban más dinero que aquellos analfabetas, hechos a sangre y fuego. El jugador mejor pagado de la franquicia ganaba 14500 dólares por temporada, mientras que los demás tenían salarios entre 3 mil y 6000 dólares por año, cifras éstas risibles comparadas con las de los demás equipos.

 Charles Comiskey, el tacaño.
Del mismo modo se cuenta que en 1917, año en que ganaron la Serie Mundial, los peloteros tuvieron que hacer una huelga porque el mandamás del equipo se negaba a pagar el lavado de sus blancos uniformes de lana. Esto produjo que los uniformes lucieran cada vez más sucios . El Sr. Comiskey quería que cada jugador pagara el lavado de su propio uniforme. Al final mister Charlie accedió a pagar la lavada….pero se salió con las suyas al descontarlo del sueldo de los jugadores. En alguna parte de la literatura se afirma que este impasse dio origen al nombre de Medias Negras, por el estado de suciedad en la estuvieron sus uniformes durante un tiempo.

El dueño del equipo lejos de mantener al equipo unido y cohesionado, como la familia que en algún momento fueron los Piratas de Pittsburg de Clemente, Stargell, Sanguillén, etc., en la década del 70, propiciaba el celo y rivalidad entre los propios jugadores, quienes en un momento determinado ni siquiera se hablaban entre ellos y bueno, en esa misma medida crecía el odio hacia él.

Con ese telón de fondo ocurriría en 1919 un hecho inédito y por demás insólito y reprochable cuando el primera base del equipo, Arnold “Chick” Gandil entró en contacto con gente de la mafia relacionada con las apuestas, para amañar los resultados de la Serie Mundial de ese año en el que, como hemos dicho, los Medias Blancas de Chicago eran los grandes favoritos. Aunque en un primer momento se trataba de mafiosos de poca de monta, necesario sería que hiciera su aparición gente relacionada con los grandes cárteles puesto que se estaba hablando de cifras que alcanzaban los 100 mil dólares, lo que en dinero contemporáneo equivaldría a más de  millón y medio de los verdes.

Se trataba de una acuerdo que debía implicar al mayor número de jugadores para estar blindado y asegurar su éxito ya que no eran conchas de ajo de lo que se estaba hablando. De esta manera se reclutaron hasta 8 jugadores, más otros que aun cuando no estaban en el trato, lo conocían y guardaron silencio, cómplice y temeroso silencio. La nómina incluía a los siguientes jugadores: Eddie Cicotte, Claude Williams, Oscar Felsh, George Weaver, Charles Risberg, Fred McMullin, Joe “Shoeless” Jackson y el propio Gandil. El trato contemplaba el pago de 80 mil dólares al inicio de la serie y otros 20 mil al finalizar la Serie Mundial; sin embargo las fuentes reportan que estos peloteros solo recibieron 40 mil dólares y que al verse estafados por los mafiosos continuaron jugando de la forma usual, solo que los apostadores encabezados por el famoso capo de mafia Arnold Rothstein  apretaron las tuercas de los jugadores amenazándolos con acabar con sus familias si no honraban el acuerdo. Finalmente los jugadores accedieron y perdieron 10 a 5 el último y decisivo juego de la Serie Mundial de 1919 ante Cincinnati Reds y con ello se terminaría de escribir una de las páginas más tristes del Beisbol Organizado de los EEUU.

Los 8 jugadores involucrados en el acuerdo con la mafia apostadora

Al año siguiente, en 1920, un Gran Jurado de Chicago realizó una investigación para determinar las responsabilidades del caso  en la que todos los implicados, en apariencia,  se declararon culpables, pero cuando se realizó el juicio todas las pruebas del caso habían desaparecido misteriosamente, lo que obligó a los jueces a declarar inocentes a los jugadores complotados y dar el caso por cerrado.

El 29 de Septiembre de 1920 el New York Time daba detalles del penoso trato

Sin embargo, el tacaño Comiskey estableció su propia ley al botar a los 8 jugadores implicados en la trama. Ese mismo año fue creada la Oficina del Comisionado de Beisbol de las Grandes Ligas cuyo interés inicial era el caso del arreglo de la Serie Mundial.  Esta Oficina terminaría extrañando del beisbol profesional de por vida a todos los jugadores involucrados, bajo el argumento de que:

“Independientemente del veredicto del jurado, un jugador que arregle un juego de pelota, un jugador que acometa o se comprometa a arreglar un juego de pelota, un jugador que se sienta en confianza con un montón de apostadores y jugadores corruptos, donde los medios de arreglar un juego se discutan y no acuda con prontitud a denunciar a su club sobre este arreglo, nunca jugará béisbol profesional.”


Pete Rose continúa viendo los juegos desde las tribunas por una discutible decisión del Comisionado












Por eso el loquito que bateó la inalcanzable cantidad de 4256 hits fue execrado del deporte pasatiempo de los norteamericanos al haberse comprobado su afición por las apuestas, independientemente que jamás se le comprobara que lo hiciera en contra de su propio equipo, justamente los Rojos de Cincinnati. Ese loquito se llama Peter Edward Rose y fue excomulgado del beisbol desde 1989. Analogía obligada!

Esos 8 jugadores fueron marcados para toda su vida con esta nefasta experiencia, en especial el jardinero “Pies descalzos” Jackson, quien al momento del horroroso affaire era considerado junto a Ty Cobb como los máximos exponentes de la Era de la Pelota Muerta. “Pies descalzos” negó su participación hasta el momento de su muerte y de acuerdo al testimonio de los involucrados el nombre de “Shoeless” Jackson fue puesto en el trato sin su consentimiento para darle un soporte más serio y confiable al acuerdo con la mafia, dada la fama de juicioso y buen jugador que tenía el deszapatado. Dicen que minutos antes de morir “Pies descalzos” habría dicho que ahora sí se iba a enfrentar al jurado que lo absolvería de toda culpa.

El escándalo suscitado con la trampa realizada por los jugadores para perder a ex profeso la Serie Mundial del año 19 del siglo pasado sería otras de las razones por las que, se especula, este equipo fuera también conocido como Los Medias Negras de Chicago.

Mal comenzaron las cosas para los Medias Blancas de Chicago, equipo de beisbol de las Grandes Ligas, cuando su pitcher estrella,  Eddie Cicotte, golpeó al primer bateador que enfrentó en el primer juego de la Serie Mundial de 1919 porque esa era la señal que esperaban los mafiosos apostadores para saber que el acuerdo logrado con los jugadores se estaba comenzando a cumplir y que de aquí en adelante se ingresaba en la zona de no retorno.