domingo, 15 de septiembre de 2019

El Jonrón en el centro de la polémica


 Nacido, criado y desarrollado en la Meca del Consumo, había tardado mucho las Grandes Ligas en ponerse a tono con las exigencias de un mercado ávido de emociones extremas como lo es, en el campo del béisbol, el jonrón o home run.

Reservado antiguamente a hombres de gran corpulencia, auténticos popeyes del deporte, el Jonrón se ha hecho cada vez más popular y accesible entre jugadores de estatura promedio y  menos. Salido de los bates de gigantones como   Boog Powell, Roberto Clemente, Willie Stargell, Dave Winfield, Reggie Jackson, Andrés Galarraga, Barry Bonds, etc., el jonrón se ha popularizado también entre jugadores que entraron coleados a las Grandes Ligas porque no cumplían con la reglamentación de estatura mínima permitida.

De allí que podamos ver que en esta temporada de 2019 y faltando 3 semanas para su culminación, ha sido superada la marca histórica de más jonrones en una estación, al batearse el jonrón 6.106, dejando atrás la marca registrada en 2017.  Sin embargo desde 2016 se han bateado cada vez más jonrones en la Gran Carpa, sin desconocer que esta epidemia jonronera comenzó con el nuevo milenio, cuando en el año 2000 se batearon 5.693 batazos de vuelta completa, lo cual también estuvo asociado al consumo de esteroides, lo que hizo de muchos peloteros verdaderos  Hombres de Vitrubio.

 La gente pudiera preguntarse, con razones,  qué es lo que ha estado pasando, ya que si los peloteros son básicamente los mismos en términos anatómicos, incluso inferiores, mientras los estadios de pelota son cada vez más grandes, tanto por el aforo como por las dimensiones internas del pentágono, cómo es que se ha incrementado la cantidad de tablazos dantescos.

 Bueno, las razones se han centrado en que siendo el Jonrón la gran atracción del juego, el que lleva aficionados a los parques de beisbol, el que paga la entrada pues, análogo a lo que en boxeo sería el nockout, los dueños de equipo  se dejaron de vainas y le hicieron una pequeña trampa al mercado al incorporar una pelota que viaja con más rapidez al ser chocada por el bate, todo esto para corregir las distorsiones del mercado que estaba llevando cada vez menos fanáticos a los estadios. Crearon, entonces, lo que en estos tiempos se conoce como la pelota salidora o “bolas que al ser bateadas muestran una aerodinámica fuera de lo normal cuando están en el aire, haciéndolas volar mucho  más de lo que una pelota reglamentaria se supone que lo haría”. En otras palabras se trata de una pelota trucada. (Estudio realizado por el portal Baseball Prospectus).

Por eso usted ve  que un alfeñique como nuestro peloterazo José Altuve,  quien apenas ronda  1.68 metros de estatura, ahorita mismo está cercano a los 30 bambinazos, aun con el hándicap de haber perdido 1 mes de temporada por lesiones y a la espera de 18 partidos por jugar. Y se da el lujo de batear cuadrangulares que viajan más allá de los 420 pies, privilegio que antes estaba reservado solo a mastodontes de 2 metros de estatura y 120 kilos de peso.

Juan Vené, eterno narrador y comentarista de beisbol, nos dice que “está comprobado científicamente que la pelota de las Grandes Ligas en este 2019 es mucho más salidora que la de años anteriores”, con todo que en años anteriores ya venía siendo puyada. Como muestra dice que mientras en 2017 el 28% de los lanzamientos recibieron batazos  contundentes, en este 2019 la cifra de batazos contundentes se elevó al 46.2%. No más preguntas,  señoría!
Si algo podemos concluir de todo este cuento es que el modelo Consumista, lejos de añadir algo de moral a sus ejecutorias, utiliza cualquier subterfugio con tal de mantener el equilibrio del mercado que, como todos sabemos, siempre favorecerá a los dueños del business; aunque, dicen algunos que  será siempre mejor hacer este tipo de fraude que hacen los mandamás de equipos de las Grandes Ligas, que sacrificar pollos bebés para no tener que bajar el precio de la solicitada ave, como hacen en un lugar de La Mancha para corregir  las distorsiones del mercado… o sea.
Último out. Se acabó el juego!

El País de Comiquita es una creación de Héctor Acosta Martínez