Reservado antiguamente
a hombres de gran corpulencia, auténticos popeyes
del deporte, el Jonrón se ha hecho cada vez más popular y accesible entre
jugadores de estatura promedio y menos. Salido
de los bates de gigantones como Boog Powell, Roberto Clemente, Willie Stargell,
Dave Winfield, Reggie Jackson, Andrés Galarraga, Barry Bonds, etc., el jonrón
se ha popularizado también entre jugadores que entraron coleados a las Grandes Ligas porque no cumplían con la
reglamentación de estatura mínima permitida.
De allí que podamos ver
que en esta temporada de 2019 y faltando 3 semanas para su culminación, ha sido
superada la marca histórica de más jonrones en una estación, al batearse el
jonrón 6.106, dejando atrás la marca registrada en 2017. Sin embargo desde 2016 se han bateado cada vez
más jonrones en la Gran Carpa, sin desconocer que esta epidemia jonronera
comenzó con el nuevo milenio, cuando en el año 2000 se batearon 5.693 batazos
de vuelta completa, lo cual también estuvo asociado al consumo de esteroides, lo
que hizo de muchos peloteros verdaderos
Hombres de Vitrubio.
La gente pudiera preguntarse, con razones, qué es lo que ha estado pasando, ya que si los
peloteros son básicamente los mismos en términos anatómicos, incluso inferiores,
mientras los estadios de pelota son cada vez más grandes, tanto por el aforo
como por las dimensiones internas del pentágono, cómo es que se ha incrementado
la cantidad de tablazos dantescos.
Bueno, las razones se han centrado en que
siendo el Jonrón la gran atracción del juego, el que lleva aficionados a los
parques de beisbol, el que paga la entrada pues, análogo a lo que en boxeo
sería el nockout, los dueños de equipo se dejaron de vainas y le hicieron una pequeña trampa al mercado al incorporar
una pelota que viaja con más rapidez al ser chocada por el bate, todo esto para
corregir las distorsiones del mercado
que estaba llevando cada vez menos fanáticos a los estadios. Crearon, entonces,
lo que en estos tiempos se conoce como la pelota
salidora o “bolas que al ser bateadas
muestran una aerodinámica fuera de lo normal cuando están en el aire,
haciéndolas volar mucho más de lo que
una pelota reglamentaria se supone que lo haría”. En otras palabras se
trata de una pelota trucada. (Estudio
realizado por el portal Baseball Prospectus).
Por eso usted ve que un alfeñique
como nuestro peloterazo José Altuve,
quien apenas ronda 1.68 metros de
estatura, ahorita mismo está cercano a los 30 bambinazos, aun con el hándicap
de haber perdido 1 mes de temporada por lesiones y a la espera de 18 partidos
por jugar. Y se da el lujo de batear cuadrangulares que viajan más allá de los
420 pies, privilegio que antes estaba reservado solo a mastodontes de 2 metros
de estatura y 120 kilos de peso.
Juan Vené, eterno
narrador y comentarista de beisbol, nos dice que “está comprobado
científicamente que la pelota de las Grandes Ligas en este 2019 es mucho más
salidora que la de años anteriores”, con todo que en años anteriores ya venía
siendo puyada. Como muestra dice que
mientras en 2017 el 28% de los lanzamientos recibieron batazos contundentes, en este 2019 la cifra de
batazos contundentes se elevó al 46.2%. No más preguntas, señoría!
Si algo podemos
concluir de todo este cuento es que el modelo Consumista, lejos de añadir algo
de moral a sus ejecutorias, utiliza cualquier subterfugio con tal de mantener
el equilibrio del mercado que, como
todos sabemos, siempre favorecerá a los dueños del business; aunque, dicen algunos que será siempre mejor hacer este tipo de fraude que
hacen los mandamás de equipos de las Grandes Ligas, que sacrificar pollos bebés
para no tener que bajar el precio de la solicitada ave, como hacen en un lugar
de La Mancha para corregir las
distorsiones del mercado… o sea.
Último out. Se acabó el
juego!
El
País de Comiquita es una creación de Héctor Acosta Martínez