lunes, 12 de junio de 2017

"Y digo con mi canto lo que yo aprendí en la escuela

…Bandera de Venezuela
por qué yo te quiero tanto”

La Bandera Nacional junto al Escudo Nacional y al Himno Nacional constituyen los Símbolos de la Patria de la República Bolivariana de Venezuela, de aquella de cuya independencia sabemos que se produjo en definitiva en el Campo de Carabobo un 24 de Junio de 1821.

La Bandera como símbolo patrio encierra toda una significación para el venezolano, por cuya causa es necesario en primer lugar comenzar por definir qué se entiende por símbolo.

En este sentido, el DRAE nos lo define como: “Elemento u objeto material que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad, de una idea, de una cierta condición, etc.”

El símbolo, entonces, es la síntesis de todo cuanto esa entidad representa para los seres humanos que se sienten identificados con ese distintivo; de manera que ese símbolo agrupa toda la experiencia física e inmaterial que el individuo aprehende desde que nace y la hace suya para toda la vida.

 Si bien por un lado el Himno Nacional simboliza la epopeya de nuestros guerreros por darnos y en efecto lograr la libertad, en La Bandera Nacional se concentra toda la representación inmaterial que nos siembra en este territorio, que nos hace sentir nuestra la patria en que vivimos, que nos hace amarla y venerarla, que nos hace consentirla como al menor de los hijos y que por ella daríamos la vida si fuera necesario, porque ella simboliza la Patria que nos parió, nos cobijó y nos seguirá cobijando mientras vivamos y aún después, a ella volveremos hecho polvo.

En la Bandera Nacional, que es algo más que el amarillo, el azul y el rojo, y las ocho estrellas está concentrada todos los hechos que caracterizan EN EXCLUSIVO al venezolano.

En ella yace el maruto que nos guardaron cuando nacimos, los frondosos mangos de nuestros grandes solares, la zapoara o cualquiera de los otros peces de las regiones y localidades; la chicha andina y la chicha criolla; el duérmete mi niño con la música del Gloria al Bravo Pueblo, el trompo, la zaranda, las pichas o metras, el volador o papagallo, el boliche o perinola, Caracas y Magallanes, los chimi chimitos, tá bueno Yamaray, Chiriguare, la gaita zuliana y el galerón margariteño, el pájaro guarandol, el carite, la guacharaca y la culebra; los cantos de ordeño, los de faena y los de arrullo; el Calipso, el merengue venezolano, el joropo oriental, el de la costa, el golpe estribillo. En la Bandera Nacional está implícito el sancocho e mondongo, el picadillo barinés, el sancocho a la oriental, el nervioso; está allí también el café recién colao, el guayoyito, el marrón, el negrito, el marrón largo, el marrón corto, el marrón claro y también el oscuro, el negro largo y el negro corto. También forman parte de la simbología implícita en la Bandera Nacional la arepa, la arepa dulce y abombada, la arepa frita, la cachapa, el bollo e maíz tierno, el agua e maíz. Del mismo modo la escuela, la de dos turnos, el guardapolvo, las alpargatas, los guachicones,  el liquiliqui, los actos culturales, el lunes cívico; las hallacas, el pan de jamón, el pernil, la ensalada de gallina; en intercambio de regalos, el compadre y comadre, el amigo secreto; la ere, 40 matas, concha escondía, la semana, la gallinita ciega y hasta el queto y la piragua. Nadie es más dueño de todo eso que un venezolano.

Pudiera continuar con una lista interminable de cosas que conforman nuestra identidad como venezolanos y que están concentrada en ese trapo tricolor y de ocho estrellas que es nuestra Bandera Nacional, cosa que sería demasiado tediosa para los fines de este trabajo se propone.

Entonces esa Bandera Nacional convoca todos nuestros afectos, todas nuestras lealtades, todas nuestras fidelidades, porque justamente, en ella se resume toda nuestra idiosincrasia, todo nuestro acervo cultural. Ella representa toda nuestra nacionalidad, nuestra razón de ser como ciudadanos de este mundo.

Ahora bien, para los ciudadanos del mundo, éstos que compraron el cuento de la aldea global, todo este discurso  pudiera verse como un exceso de comeflorcismo o de una gran exhibición de cursilería. En ese caso la noticia que les tengo es que, si hay algo verdaderamente universal es el amor que absolutamente todos los países del orbe profesan por la bandera de su respectiva nación, y esta regla carece fehacientemente de excepción alguna.

Y ello se manifiesta de lúcida manera cuando en el concierto mundial se reúnen todas las naciones del planeta en un organismo, por ejemplo, como Naciones Unidas. Cualquiera puede ver que allì todos los países tienen su bandera; que cada bandera tiene un sitio, su sitio, tanto encima de los mesones, como detrás de los dignatarios.

En esos cónclaves, más importante incluso que los mismos dignatarios, es la Bandera que representa a cada país, por lo que existe un protocolo muy riguroso para asignar el lugar a ocupar, bien sea que se organicen por orden alfabético, bien porque sea de acuerdo a la antigüedad o bien porque sea por orden de llegada al evento; cualquiera que sea el orden el mismo es respetado con celo.

Por ejemplo las banderas siempre deben colocarse en el lado derecho de los dignatarios. Una bandera a la izquierda o en el centro es considerado una ofensa para el país, lo cual puede desatar cualquier tipo de conflicto de consecuencias que pueden llegar a ser de suma gravedad.

De tal manera que todos los países del mundo han consensuado el uso de las banderas y en tal sentido existe una norma severa que rige su utilización, lo mismo sea en una conferencia, que en una cena, que en una relación bilateral, en un carro y hasta incluso a pie.

Todo ello se debe a que la Bandera de cada nación representa la soberanía de la nación, ya que encarna ese entramado inmaterial del cual hemos estado hablando, por lo tanto a ella se debe tratar con dignidad y ofrendarle respeto, tanto los connacionales, lo mismo que cualquier extranjero. Así como la sede de una Embajada representa el territorio del país en el extranjero por lo que cuyo establecimiento debe ser inviolable, la bandera en el concierto de las naciones representa la Soberanía de cada país.

En esta línea de pensamiento, entonces, el uso inadecuado de la Bandera Nacional de Venezuela, en este caso, constituye una afrenta, no contra el gobierno, no, ya que el gobierno está compuesto por unas pocas decenas de ciudadanos, sino contra los 30 millones de venezolanos que habitan en el país y aún para que los viven fuera y que no han renunciado a su nacionalidad, sean del color que sea; sean de la religión que sea; sean de la preferencia política que sea, porque cuando se corrompe y trivializa el uso de la Bandera Nacional se está atentando contra el ADN de cada venezolano.

De esta manera cuando alguien a manera de protesta invierte o voltea o pone al revés la Bandera Nacional como un tal pedido de auxilio, el cual dicho sea de paso no está documentado en ninguna literatura de suficiente autoridad, no está haciendo otra cosa que invitar a un extranjero a que le viole su Soberanía y sin con suerte, con muy mala suerte por cierto, consigue el extranjero que lo ayude a poner la bandera al derecho, entonces el país estará perdiendo su libre albedrío porque de seguro esa nueva bandera estará marcada con la impronta del salvador foráneo.

Por otro lado y ya hablando del menudeo de esta cuestión, ningún país ha recibido ayuda de otro país porque haya visto la bandera al revés y cual Robin Hood haya ido en ayuda del indefenso y débil solicitante. Lo que en cambio sí se han visto es que producto de esa ayuda muchas veces  NO solicitada, el ayudante haya arrasado con todo, porque es que en la       guerra ….no hay almuerzo gratis.

Es decisión de cada quien aplaudir al que ofrece su bandera para que sea profanada por un extranjero, o al contrario sumarse a la cruzada por mantenerla incólume, libre de trazas foráneas.

Por lo pronto, como a mi me mecieron mis hermanas mayores, en el chinchorro de moriche de mi papá, cantándome la música que nos congregaba a todos, yo me despido cantando esa canción, no ya de cuna, que de sola escucharla me insufla el ánimo de nacionalismo y me hace sentir humilde, pero orgullosamente, más venezolano:

Digo con mi canto
lo que yo aprendí en la escuela
Bandera de Venezuela 
por qué yo te quiero tanto.

(Nombre original “(Amalia”)

L: Leoncio Martínez
M: F. de Paula Aguirre

Canta claro maraquero,
canta los amores míos
en la voz de los corríos
el joropo del llanero,
el joropo del llanero.

Alma, luz de mis canciones,
en mis notas se destaca
el reír de las maracas
y del arpa los bordones,
y del aspa los bordones.

Sufro tanto con mi mal,
de ternuras y de amor,
tengo el temple del puñal
y el trinar del ruiseñor.

Para cantar la chipola
mi mano temblando amarra
al cuello de mi guitarra
tres cintas en una sola.

Amarillo color de oro,
azul de la azul esfera
y rojo que reverbera
como la sangre del toro.
Digo con mi canto
lo que yo aprendí en la escuela
bandera de Venezuela 
por qué yo te quiero tanto. (Bis)