Nicolino Locche
Era Nicolino Locche un excelso
boxeador argentino –sí, Argentina ha tenido boxeadores y muy buenos- quien fue
campeón mundial del peso Ligero, entre 1968 y 1972. Su principal característica
como boxeador fue su impenetrable defensa, lo que le ganó ser conocido como El
Intocable. En una trayectoria de más de diez años, solo había conocida la
derrota en par oportunidades, con alguno que otro empate por ahí.
Nicolino tenía tanta
confianza en su defensa que era capaz de recostarse contra las cuerdas y allí
esperar a que su rival de turno se desesperara de tanto lanzar fieros ataque
contra su humanidad, los que raras veces hacían diana en el cuerpo de boxeador
gaucho. Para los que estábamos de este lado del televisor nos desesperaba ver sus peleas, ya que
esperábamos que Nicolino lanzara más golpes y bajo la sospecha de que en
cualquier momento el rival lanzara un rabbit punch o un upper que acabara con
la pelea. Sin embargo, Nicolino continuaba imperturbable con su espalda pegada
a las cuerdas, mientras el rival se agotaba lanzando obuses de todos los calibres
contra su indescifrable, tanto como desesperante, defensa.
La inacción del
boxeador gaucho llamaba al exaspero. Todo el que veía sus peleas se preguntaba
lo mismo “pero por qué no lanza golpes”, “qué es lo que le pasa, por qué tanta
inacción”, “en una de esas lo van a conectar y lo van a noquear”.
Pues bien “una de esas”
llegó cuando enfrentó a un boxeador colombo-venezolano (bueno, hasta ese
momento era colombo-venezolano, pero luego de esta pelea sería solo colombo)
llamado Antonio Cervantes, alias Kid Pambelé, quien se subió al ring con él un
17 de Marzo de 1973, acabando con su imbatibilidad y proclamándose Campeón
Mundial del Peso Superligero en la Maestranza de Maracay, al llenar de golpes a
Locche, conectando algunos que le valieron que lo noqueara en 10 rounds.
Dicen los entendidos
que después de esta dolorosa derrota, Nicolino
Locche no volvió a ser el mismo, por lo optó por colgar los guantes tres años
más tarde.
MORALEJAS
No todo lo que en el
pasado te ha resultado exitoso, significa que va a ser la clave de tu éxito durante
toda la vida.
Mientras tú actúas y te
desgastas actuando, hay muchos que te están observando estudiando tus puntos
vulnerables.
No es igual montarse
en un ring con un solo rival, que hacerlo con varios rivales al mismo tiempo.
No todas las peleas las
debes encarar pensando que tu rival se agotará y abandonará la diatriba.
Es siempre más sencillo
mantener tu status, que perderlo y luego tratar de recuperarlo.
La inacción en una
disciplina hace que incluso tus propios fanáticos se fatiguen y liguen por el
fin de tu estrategia, cualquiera sea el resultado.
Bajo una estrategia
repetitiva y cansona, el fin de tu reinado estará cada vez más cerca.
A partir de que tu
estrategia es derrotada, insistir en ella es aplanar un camino que te llevará
de derrota en derrota.
Cambiar de estrategia
en el momento indicado, por una creativa, original y sorpresiva, dejará a tus
rivales en el punto de volver a empezar.