sábado, 17 de marzo de 2018

Control de Gestión a través de papelitos

Gestión de papelitos
Héctor Acosta Martínez

Cuando el Presidente Chávez llegó al gobierno hace ya 20 años, creyó que él personalmente podría solucionar los problemas que le presentaba la gente, a través de audiencias colectivas, las cuales las hacía semanalmente en el palacio blanco; no obstante la opinión de matemáticos y estadísticos que trataban de convencerlo que la posibilidad de atender a todos le llevaría al menos 247 años de vida. Terco como siempre, Chávez insistió durante varios meses en atender cada caso de necesidades acumuladas en la población, él en persona, hasta que la fuerza de lo obvio lo convenció de que era materialmente imposible hacerlo sin que se resintieran las otras estructuras de poder.

A partir de allí Chávez se armó de un fuete y comenzó a castigar severamente y en público a sus ministros que no salían del escritorio a solucionar los urgentes problemas que tenía la población. Los regaños en público, en televisión en vivo y directo siempre estuvieron a la orden del día, pero algo bueno tendría el trabajo burocrático que ni permitía solucionar problemas, ni motivaba la renuncia al cargo de parte de los públicamente reprendidos.
Han pasado 20 largos años, dos décadas o 4 lustros y la situación sigue siendo igual o peor. Los pedidos urgentes para tratar problemas de salud, vivienda, alimentación y educación siguen inundando las redes sociales, mientras los papelitos vuelan por los aires cada vez que el Presidente, ahora Maduro, realiza una caravana en busca de votos y de otras formas de proselitismo político.

Al parecer a falta de un control de gestión basado en indicadores factibles, medibles y cuantificables, los ministros y demás colaboradores cercanos del Presidente, se conforman con pescar papelitos entre la nube de ellos que los cubre como si se tratara de los papelillos en una fiesta de carnaval. Aquellos que tienen la suerte que su papelito sea troleado entre ese cardumen y leído por el Pdte se pueden considerar entre los elegidos al Paraíso por encima de una gran mayoría que no tienen la suerte de ver aterrizar su papelito en las manos de un sigüí del primer mandatario.

Como por razones de seguridad es cada vez más difícil que cualquier hijo de vecina se le acerque al Presidente, los venezolanos han inventado variadas formas de que su papelito viaje más rápido y de manera expedita impacte en la caravana del sabor. Así como sabían que al presidente Chávez le gustaba el beisbol y las pelotas hasta ese momento eran relativamente baratas, de los árboles y platabandas surgían buenos pitchers que se encargaban de pintar strikes en la humanidad de algún colaborador llevando escrito escuetamente en la esférica el pedimento que demandaban del mandatario.

En otros escenarios, como en un cierre de campaña que tuvo el Presidente Maduro en San Félix, cundió el pánico cuando del medio de la muchedumbre surgió una incesante lluvia de mangos y otras frutas. Cuando Casa Militar se preparaba para repeler el ataque de los sanfelucos alguien advirtió que cada fruta contenía una solicitud de urgente atención para el demandante.

No sabemos si la adquisición de papelitos será una forma de control de gestión, la cual se operacionalizará a través de la consabida formula: Efectividad de la Gestión es igual a  cantidad de problemas solucionados entre cantidad de papelitos pescados por cien. De ser así entonces prepárense con petos, caretas, rodilleras, suspensorios y mascotas, porque lo que viene es beisbol del bueno a partir de la campaña de Abril2018, o sea …