viernes, 22 de febrero de 2019

El hijo catirito de Sasha


El de los ojos azules!

Sasha, esa joven, bella y jovial mujer de los medios de comunicación venezolanos, ha cobrado una inusitada notoriedad a partir de un video que montó en las redes sociales y en el que hacía lo que llaman en PNL un Reencuadre de lo que eventualmente significaría una invasión a nuestro país por parte de los EEUU. Vale decir que Reencuadre no es más que buscar lo bueno que tiene una situación potencialmente mala.

Así, Sasha en un arranque de filantropía emocional les dice a las venezolanas que no todo está perdido, que hay mejores formas de ver e interpretar lo que significaría (Reencuadre también es re-significar) una penetración de los gringos al suelo patrio y las invita a verle el lado bueno al asunto.

De esta forma, desprovista de segundas intenciones y filmando el vídeo en un ambiente tropical, sugiere a su audiencia que, de llegar a concretarse la amenaza de invasión, lo bueno que ella tendría, eventualmente, es que en el futuro las madres del país comenzarían a “parir hijos gringuitos, con esos ojos bien azulitos y catiritos todos ellos.” (Sasha, dixit).

Si no fuera tan joven se podría decir que Sasha ha sido influenciada por aquel programa que pasaban hace muchísimos años los sábados en la mañana, conocido como “La Historia de una Canción”, total que lo principal que se debía tener para disfrutar del programa era inocencia y Sasha derrocha inocencia y candor por donde se le busque. Ese candor que hace soñar a algunas con un príncipe valiente que al lomo de su caballo las lleve hacia lugares insospechados.

Así, Sasha se imaginará un domingo en la tarde comiéndose un helado en el  San Ignacio cuando de pronto siente el peso de la mirada de un portentoso soldado de 2 metros diez de estatura, 120 kilos de peso más 60 de pertrechos de guerra, quien venciendo la timidez inicial que se desprende de los primeros encuentros, clava sus azules ojos sobre el verdor de su entre seno (sin ninguna malicia) y casi susurrante le dice:
Let me get to know you
Help me make it last
Love me spare the moment
Good things go so fast
Let me kiss you slowly
There, upon your mouth
Let me get to know you
North, east, west and south

Y aunque ella no entiende muy bien el inglés, tiene recuerdos pre-gestales  de cuando mamá y papá se hacían amarantos durante los inicios de su concepción, justamente con la canción de Paul Anka. De todas maneras estos marines están preparados para cualquier ocasión, por lo que la casta y dúctil Sasha traduce sus ensoñaciones en términos más entendibles, de manera  que de un sueño anglosajón pasa a uno latino en el que, a lo Leo Dan, le pide:
“Oye, niña, tu papá quién es
Que lo quiero conocer
Dime a dónde lo podría ver
Quiero ser amigo de él”

Algo debe haber en la atmosfera farandulera que hace que estas niñas, como solía llamarlas Osmel Souza, mantienen durante tanto tiempo intacto la candidez y el consecuente divorcio de la realidad circundante.

No pareciera casual, entonces, que otra representante del gremio de  las cámaras y las luces de neón, tuviera tan buen concepto de un sitio de lidia, encierro y tortura como lo es Guantánamo, una de las cárceles off shore que mantienen los EEUU para hacer experimentos del tipo verdad o reto.

Miss Universo 2009, la venezolana Dayana Mendoza, tuvo elogiosas palabras para el sitio de encierro y castigo, al calificarlo comohermoso, relajado y calmado".
"Andábamos con los muchachos de la Costa Este. Nos mostraron el bote por dentro y por fuera, cómo trabajan y qué. Dimos una vuelta por tierra y fue muuuuuy divertido", narraba su experiencia  la reina de belleza. Mientras que de su recorrido por los campos de detenidos dijo que vio "las cárceles, cómo se entretienen con películas, clases de arte, libros". 

Es posible que la Miss Universo también haya sido una experta en Programación Neuro-lingüística (PNL)  y haya desarrollado competencias para hacer Reencuadres, concentrada sólo en ver lo bueno de las situaciones más adversas. Bien ganado que está el dinero percibido por el famoso Profesor Briceño.

No obstante lo cruel que pueda ser a veces la realidad, nuestra Sasha sigue frenteando la amenaza de una invasión militar con el virginidad impertérrita  de la ingenuidad y el candor, convirtiendo sus noches de sueño en elaboraciones metafóricas en las que ve llegar al mastodonte marine con una flor que recogió en algún jardín vecino, mientras a sus oídos llega la banda  sonora de su Love Story en construcción:
“Viene a pedir mi mano, viene.
Vamos a sonar unos palos
Pa´que me quiera por siempre
Que su amor sea verdadero…”

Lo que Sashita desconoce es que los marines son perros de presa que siempre atacan en cambote, que raras veces se involucran sentimentalmente con sus presas, porque como dicen en el propio imperio “de un puerto salen 5000 marines y regresan 2500 parejas” es decir, ellos hasta en eso son autosuficientes. Esto significa, Sasha, que los marines comparten su comida entre ellos, lo que en el caso del hijo gringuito, catirito, ojos azules, ocasionaría mucha dificultad identificar el ADN de esa preciosura de niño, así que, como en La Historia de una Canción, al final te tocará el mismo tin marín de la Embarazada del Viento, o sea …
“Por fin se llegó ese día
De la hija dar a luz.
Se parecía a Jesús
En las narices, la cría,
Y en el pescuezo a Isaías
Y en la boca a Crispiniano,
Y en los ojos a Luciano,
En los cachetes a Juancho,
Y en las orejas a Pancho
Y en el pelo a don Asiano.

Empezó este niño a andar,
Cambio de otro parecer;
Se parecía a Daniel
Y en lo alto a Eliazar,
Y en la rodilla a Pilar,
En lo pando a Simeón.
Por tanta comparación
Vino su madre a creer
Que su hija era la mujer
Que paría de un ventarrón”.

Pero no de un ventarrón, precisamente, Sashita!