El de los ojos azules!
Sasha, esa joven, bella
y jovial mujer de los medios de comunicación venezolanos, ha cobrado una
inusitada notoriedad a partir de un video que montó en las redes sociales y en
el que hacía lo que llaman en PNL un Reencuadre de lo que eventualmente
significaría una invasión a nuestro país por parte de los EEUU. Vale decir que
Reencuadre no es más que buscar lo bueno que tiene una situación potencialmente
mala.
Así, Sasha en un
arranque de filantropía emocional les dice a las venezolanas que no todo está
perdido, que hay mejores formas de ver e interpretar lo que significaría
(Reencuadre también es re-significar) una penetración de los gringos al suelo
patrio y las invita a verle el lado bueno al asunto.
De esta forma,
desprovista de segundas intenciones y filmando el vídeo
en un ambiente tropical, sugiere a su audiencia que, de llegar a concretarse la
amenaza de invasión, lo bueno que ella tendría, eventualmente, es que en el
futuro las madres del país comenzarían a “parir hijos gringuitos, con esos ojos
bien azulitos y catiritos todos ellos.” (Sasha, dixit).
Si no fuera tan joven
se podría decir que Sasha ha sido influenciada por aquel programa que pasaban
hace muchísimos años los sábados en la mañana, conocido como “La Historia de
una Canción”, total que lo principal que se debía tener para disfrutar del
programa era inocencia y Sasha derrocha inocencia y candor por donde se le
busque. Ese candor que hace soñar a algunas con un príncipe valiente que al
lomo de su caballo las lleve hacia lugares insospechados.
Así, Sasha se imaginará
un domingo en la tarde comiéndose un helado en el San Ignacio cuando de pronto siente el peso de
la mirada de un portentoso soldado de 2 metros diez de estatura, 120 kilos de
peso más 60 de pertrechos de guerra, quien venciendo la timidez inicial que se
desprende de los primeros encuentros, clava sus azules ojos sobre el verdor de
su entre seno (sin ninguna malicia) y casi susurrante le dice:
Let me get to know you
Help me make it last
Love me spare the moment
Good things go so fast
Let me kiss you slowly
There, upon your mouth
Let me get to know you
North, east, west and south
Help me make it last
Love me spare the moment
Good things go so fast
Let me kiss you slowly
There, upon your mouth
Let me get to know you
North, east, west and south
Y aunque ella no entiende muy bien el inglés,
tiene recuerdos pre-gestales de cuando
mamá y papá se hacían amarantos durante los inicios de su concepción,
justamente con la canción de Paul Anka. De todas maneras estos marines están
preparados para cualquier ocasión, por lo que la casta y dúctil Sasha traduce
sus ensoñaciones en términos más entendibles, de manera que de un sueño anglosajón pasa a uno latino
en el que, a lo Leo Dan, le pide:
“Oye, niña, tu papá quién es
Que lo quiero conocer
Dime a dónde lo podría ver
Quiero ser amigo de él”
Algo debe haber en la atmosfera farandulera que
hace que estas niñas, como solía llamarlas Osmel Souza, mantienen durante tanto
tiempo intacto la candidez y el consecuente divorcio de la realidad
circundante.
No pareciera casual, entonces, que otra
representante del gremio de las cámaras
y las luces de neón, tuviera tan buen concepto de un sitio de lidia, encierro y
tortura como lo es Guantánamo, una de las cárceles off shore que mantienen los EEUU para hacer experimentos del tipo
verdad o reto.
Miss Universo 2009, la venezolana Dayana
Mendoza, tuvo elogiosas palabras para el sitio de encierro y castigo, al
calificarlo como “hermoso, relajado y
calmado".
"Andábamos con
los muchachos de la Costa Este. Nos mostraron el bote por dentro y por fuera,
cómo trabajan y qué. Dimos una vuelta por tierra y fue muuuuuy divertido", narraba su experiencia
la reina de belleza. Mientras que de su recorrido por los campos de
detenidos dijo que vio "las
cárceles, cómo se entretienen con películas, clases de arte,
libros".
Es posible que la Miss Universo también haya sido una experta
en Programación Neuro-lingüística (PNL)
y haya desarrollado competencias para hacer Reencuadres, concentrada
sólo en ver lo bueno de las situaciones más adversas. Bien ganado que está el
dinero percibido por el famoso Profesor Briceño.
No obstante lo cruel que pueda ser a veces la realidad,
nuestra Sasha sigue frenteando la
amenaza de una invasión militar con el virginidad impertérrita de la ingenuidad y el candor, convirtiendo
sus noches de sueño en elaboraciones metafóricas en las que ve llegar al
mastodonte marine con una flor que recogió en algún jardín vecino, mientras a
sus oídos llega la banda sonora de su
Love Story en construcción:
“Viene a pedir mi mano, viene.
Vamos a sonar unos palos
Pa´que me quiera por siempre
Que su amor sea verdadero…”
Lo que Sashita desconoce es que los marines son perros de
presa que siempre atacan en cambote, que raras veces se involucran
sentimentalmente con sus presas, porque como dicen en el propio imperio “de un
puerto salen 5000 marines y regresan 2500 parejas” es decir, ellos hasta en eso
son autosuficientes. Esto significa, Sasha, que los marines comparten su comida
entre ellos, lo que en el caso del hijo gringuito, catirito, ojos azules,
ocasionaría mucha dificultad identificar el ADN de esa preciosura de niño, así
que, como en La Historia de una Canción, al final te tocará el mismo tin marín
de la Embarazada del
Viento, o sea …
“Por fin se
llegó ese día
De la hija dar a
luz.
Se parecía a Jesús
En las narices,
la cría,
Y en el pescuezo
a Isaías
Y en la boca a Crispiniano,
Y en los ojos a
Luciano,
En los cachetes
a Juancho,
Y en las orejas
a Pancho
Y en el pelo a
don Asiano.
Empezó este niño
a andar,
Cambio de otro
parecer;
Se parecía a Daniel
Y en lo alto a Eliazar,
Y en la rodilla
a Pilar,
En lo pando a
Simeón.
Por tanta
comparación
Vino su madre a
creer
Que su hija era
la mujer
Que paría de un
ventarrón”.
Pero no de un ventarrón, precisamente,
Sashita!