La conversación nuestra de cada día
Como
cada fin de semana, Margarita pasó a visitar
a su vieja madre en compañía de sus dos pequeños hijos. Cuando no lo
hacía, entonces le hacía un chequeo telefónico con cierta frecuencia. Ese
sábado llegó a tiro de mediodía luego de hacer algunas compras.
-
Hola, madre! La bendición? Niños, bésenle la mano a la abuela!
-
Ción, buela? Ción, buela?
-
Dios me los críe, los ampare y los favorezca, respondió la madre a las tres
bendiciones.
-
Madre, y cómo has estado? preguntó Margarita.
-
Bueno, hija, hoy amanecí con un dolor clavado aquí en el pecho!
-
Eso es stress, madrecita, diagnosticó Margarita sin auscultación alguna, porque
aunque ella es Ingeniero, sabía mucho de Medicina, Economía y Finanzas.
-
Tienes que tener mucha tranquilidad, prosiguió Marga, mira que las cosas no
están como para estar enfermándose. A una amiga en estos días la hospitalizaron
y la cuenta le salió en un poco de millones. Además de eso, las medicinas no se
conseguían y las que encontró tuvo que comprárselas a un bachaquero que se encontró dentro de la misma clínica. Y
eso le costó un ojo de la cara. Más, tuvo que pagarle al médico directamente a
él, fuera de los honorarios de la clínica, sin factura y sin nada. O sea que
esos reales los perdió.
-
Yo creo que fue un refresco que me tomé, que me cayó mal, dijo la madre
tocándose donde le dolía.
-
Refresco?, preguntó la hija, para seguir ella misma con las respuestas.
-
Y dónde conseguiste refresco? En este país ya no se consigue ni refresco y si
lo consigues es bachaqueado. Por allí me estaban pidiendo casi 100 mil por una
botella de un litro. Este diciembre la gente no va a poder tomar ni CubaLibre
porque no se consigue pepsi, ni cocacola. Eso es un lujo. Pero es que también
el ron está carísimo. Imagínate tú que una botella de carta roja ya la están
vendiendo en 500 mil bolívares. 500 mil, madre! Hasta el ventarrón subió de
precio. Una vaina que no la tomaba nadie, la conseguí ahorita en el
supermercado en 97 mil bolívares. Entonces la gente está tomando una vaina que
llaman calicanto, que cuesta menos, pero no tanto menos, 90 mil el frasco
plástico de esa vaina. Versia, es que ni paujil va a poder tomar el pobre en
estas navidades. Bueno, ni el pobre ni el rico, porque el whisky que era lo que
tomábamos la gente decente, ya no se puede comprar, porque, imagínate tú, que
acabo de ver una botella de william lawson, que era lo que estábamos tomando
últimamente, en casi un millón de bolívares. Pero bueno, vieja, es que hasta el
hielo aumentó de precio: una bolsa le hielo, acabo de ver un hombre que la
devolvió arrechísimo, porque le estaban cobrando 50 mil bolívares, una vaina
que es pura agua. No, no, no, aquí va a
pasar una vaina! Te vas a acordar de aquí, se va a formar un verguero, madre,
con el perdón de tu cara.
-
Bueno, hija, nos comeremos las hallacas con agua, aportó la madre mientras se recostaba en el sillón sobre el
lado que le dolía.
-
Queeeeee? Y quién va a hacer hallacas? Ay madre, como se ve que tú no eres la
que compras las cosas! Madre, es IM PO SI BLE hacer hallacas con esta
situación-país que estamos viviendo. Nada más que las aceitunas, las pasas y
las alcaparras, a esta hora están por el orden de los dos millones de bolívares
el kilo de CA DA U NA. El kilo de
cochino a 700 mil y el de carne en 260 mil y el pollo de mierda ese no se
consigue por ningún lado. Y no me hables tú del monte. Esa vaina parece
importada en dólares, yuanes o el petro el coño que acaba de inventar Maduro. Y
el pimentón? Ese pasa de 100 mil el kilo.
-
Hijita, hijita, interrumpió la madre como pudo, tú crees que antes de irte me
pudieras comprar un poco de queso blanco, del quesero de los olivos?
-
Con mucho gusto …. lo haría, madre, respondíó la hija escarbando en la cartera,
pero no tengo sencillo. Es más, no hay sencillo. No hay efectivo, madre. Los
billetes los desaparecieron. La misma situación-país hace que la gente venda
los billetes a más de lo que cuesta. Tú llegas a un banco, madrecita, y lo
primero que preguntas es si tienen efectivo. Tú no ves que ahora no asaltan a
los bancos? Porque con la situación-país el efectivo prefieren venderlos en
Colombia, donde sí aprecian la moneda mejor que nosotros los venezolanos. Esto
es fin de mundo, madre!
Total
que así transcurrieron las tres horas de la visita semanal que Margarita le
dispensó a su madre. Al despedirse le recomendaría a la vieja:
-
Recuerda lo que te dije: eso que tienes es producto del stress, así que trata
de no preocuparte por nada. No veas programas políticos ni nada que te preocupe.
Y sobre todo, aléjate de la gente tóxica, esa que sólo habla de la desesperanza
aprendida y de lo mal que están las cosas. Pensamientos malos sólo atraen
resultados malos. El pensamiento es energía en movimiento. Y que no se te
olvide que Dios está en la palabra. La bendición?
-
Niños, bésenle la mano a su abuela!
-
Ción, buela? Ción, buela?
La
madre, como pudo, se incorporó del sillón y con la respiración entrecortada les
dio su bendición:
-Dios
me los críe, los ampare y los favorezca!
Al
día siguiente Margarita recibió bien temprano una llamada telefónica. Era la
vecina de su madre, quien acostumbraba llevarle café todas las mañanas. La
noticia no podía ser peor. Doña Cristina yacía inerme en el sillón de la sala,
víctima de un infarto fulminante.
-No
puede ser!, exclamó Margarita mirando al cielo, pero si yo la dejé ayer en la
tarde y estaba bien!