viernes, 3 de abril de 2015

FOTOS FOTOS FOTOS FOTOS PROMOCIÓN 1973

                                                                 MORELBA y ESTEVEZ

Y SE GRADUÓ MORELBA!

Y
 MORELBA, NANCY AYALA Y ATRÁS BAILAN HARIS Y ROSALÍA

                         (ABAJO) PARTE DEL EQUIPO CAMPEÓN DE BASQUET
                   LAS TIERNITAS: NANCY, JAQUELINE Y ROSALÍAI. ABAJO, MIRIAM
                                                  MORELBA EN SU PASEO A LA GLORIA
 MAS DEL EQUIPO CAMPEÓN. PARADOS: EL GUAYANÉS, JESÚS,           Y  CARMONA
SENTADOS: CARLITOS, EL CHAMO RÍSQUEZ Y PEDRO (PATA E CROCHE)
 A CONTINUACIÓN FOTOS DEL ENCUENTRO DE ENERO 2013 EN CASA DE MÉLID


                                                  RAÚL HURTADO Y JORGE RAMÍREZ

                                 
                                                MARILÚ, TEÓFILO E IRAIDA
                                     
                                     EN ADELANTE SE ACEPTA AUTOETIQUETARSE



SERENATA CAÓTICA Y UNA CANCIÓN DESESPERADA Héctor Acosta Martínez

Siendo y aún sin ser, la casa de Rosalía, esa cuya foto monta Jorge Arnaldo, pero que Miriam contradice con argumentos que lucen irrebatibles, no me he podido sustraer al recuerdo de tantas emociones vividas allí, en la casa de la simpática y mejor amiga Rosalía y sus amigas y compiches la Negra Teresa, Morelba y Rocío. Por buena o por mala fortuna del destino, allí donde Rosalía, en Puerta de Caracas, comenzaba nuestro periplo de serenatas que con frecuencia hacíamos los fines de semana.

Recuerdo que comenzábamos a jalar aguardiente, como decía la mamá del Negro Ernesto, desde temprano en la noche, en cualquiera de las calles de la Sabana del Blanco, ya que en esa barriada vivía la mayoría de los panas: Juvenal en la sexta calle; Jesús en la quinta; en la cuarta el mono Ernesto, en la tercera Carlitos González. Pareciera que estuviera hablando de la Gaceta Hípica. Ah y en la misma Quinta Calle vivía Alex Almenar, el único músico del grupo, quien aunque no era del Liceo Agustín Aveledo, por razones obvias no podía faltar a ninguna de las serenatas. En una oportunidad, luego de bebernos nuestras respectivas botellas del vital líquido, inventamos ir a dar una serenata a “las muchachas”.

Pero esta sería una serenata bien organizada; así que con la ayuda de Alex en la guitarra, comenzamos a montar los números de la presentación. El negro Ernesto, quien al igual que yo tenía piedras en el oído, imitaría a Julio Jaramillo, con una canción que era la sensación del momento. Jesús Rodríguez montó la canción del Grupo Syma, “I dont know why” y yo les cantaría, en una imitación para morir, “Fuiste mía un Verano” de Leonardo Favio. Así que una vez que los médicos asesinos hicieron su trabajo, arrancamos envalentonados pa PuerteCaracas. Ah, también iba con nosotros Chuchín, quien era primo de Alex, y Juvenal, quien aunque no tocaba ni cantaba, jodía de lo lindo.

 Llegamos calladitos a la planta baja de la casa de Rosalía –ah pues, es que en Puerta de Caracas habían casas que tenían Planta Alta- y se arrancó de primero el Negro Ernesto, quien, dicho sea de paso, estaba debutando en rol de cantante. Nada hacía sospechar que Rosalía esperaba la serenata, ni que por supuesto, estuviera despierta a esas horas. Así que luego de un minuto de afinación clin clin clon clon, comienza el mono entonando con su etílica voz “te traigo estas flores …”, en ese mismísimo instante se abre la ventana de un cuarto  y en el silencio de la noche se escucha una voz delicada diciendo “métetelas por el culo, negro”. La explosión de risas en aquella apacible madrugada  no se hizo esperar. El negro apenado preguntaba por la botella de ron, pa´ echase un palo; mientras de la palnta alta de la vivienda  emergían las caras risueñas de Rosalía, Morelba y la negra Teresa, quienes esa noche se fueron a dormir para casa de Rosalía. Total que la melodía del Negro sólo duró cuatro palabras. Sin embargo, las chicas se reivindicarían bajándonos por una cuerdita, una botella de anís, la que nos daría ánimos para seguir con el programa. Terminaría yo con mi Leonardo Favio, sin ser saboteado. La canción que tenía montada Jesús era para cantársela en exclusivo a Rocío, su eterno amor secreto, tan secreto era que ni ella misma se llegó a enterar.

 Lo cierto es que de PuerteCaracas arrancamos para Lídice, bueno, ya no llegaríamos a Lídice, porque la Negra Teresa estaba donde Rosalía, de manera que ya no tendríamos que ir de Lídice a Curazaito, sino que nos quedaríamos en casa de Rocío, un poco antes de llegar a las escalinatas. Y todo eso, hermanos queridos, apiesmente, que era como decíamos y andábamos por toda Caracas. Pero resultó que a Jesús, después de la experiencia del Negro Ernesto, le entró un sudor frío que le correría por todo el cuerpo; lo que lo llevó a pedirle a Chuchín que le hiciera la segunda y le cantara a su enamorada “I dontknowwhy”. Chuchín accedería a su petición y en toda esa bajada, desde la Casa de Rosalía hasta las escaleras de Lídice, iba ensayando la canción con Alex Almenar.

 Una vez en casa de Rocío, sigilosamente se posaron bajo la ventana de su habitación para empezar la canción. Pero Chuchín había estado ingiriendo más que los demás, ya que él no tenía compromiso artístico esa noche y estaba de un peo, que cuando empezó a cantar, en lugar de decir algo así como EMSA, que es como empieza la canción, se pegó en E EEEEm y luego lo que le sobrevino fue un vómito. Imagínense ustedes el sonido onomatopéyico del vómito, el cual bañó toda la ventana del cuarto de Rocío y unas matas de lindas rosas que adornaban su alrededor. Aún así, Rocío, con esa clase que la caracterizaba, salió, agradeciendo el gesto con las siguientes palabras, que aún recuerdo nítidamente “gracias; ojalá todas las mañanas me despertaran así”. El problema lo tendría, justamente, en la mañana, cuando el sol calentara su jardín y las emisiones de aquella regurgitación impregnaran el ambiente.