En algunos países
llamar a alguien marico constituye
una ofensa del tamaño de una demanda por
daños y perjuicios (y también de prejuicios) por la exhibición de una conducta
homofóbica, la cual podría dar lugar a unos cuantos meses de presidio, previa reparación
crematística de los agraviados, así como tomar un curso de Control de la (Homo)fobia
y una centena de horas de servicio comunitario.
Eso pasa en cualquier
parte del planeta. Por ejemplo al bocazas Oswaldo Guillén un periodista americano lo demandó
por llamarlo marico. Eso fue un
problema tan grande que hasta el Comisionado de Beisbol de las Grandes Ligas,
que es como decir un 2do Presidente de EEUU, tuvo que intervenir para limar las
asperezas que tiene Guillén en la cuenca de la boca.
Sin embargo, en
Venezuela es muy común escuchar a la gente usando el vocablo en cualquier
conversación; de hecho uno de los sustantivos comunes más utilizados en la
jerga callejera es el mentado marico. “Mira,
marico, vas a estar en tu casa más
tarde”? Aquí es usado como un dativo, viniendo a sustituir el nombre de la
persona con quien se habla.
Pero también lo
escuchamos en afirmaciones como “Tú sí
eres marico”, en donde adquiere mayor compromiso ya que se trata de un
adjetivo calificativo, el cual describe una cualidad del individuo.
En el habla juvenil es inusitadamente
frecuente el empleo del marico para
casi cualquier cosa, de hecho en una reunión de 10 amigos, todos, absolutamente
todos, son maricos. Allí usted no
encuentra un nombre propio, como Pedro, Juan, Miguel, Leonardo, Juan Carlos o
Randy. “Mira, marico. No, marico. Escúchame, marico. Marico, si tú no estabas
ahí”. Es más, últimamente los muchachos en vez de llamarse José Luis, o
Héctor José o Jorge Alejandro, se llaman es “marico
guevón, es más, arico ueón”
Y saben una cosa? Hasta
ahora no he visto a nadie bravo porque lo llamaron marico. No he visto a nadie interrumpir una de esas conversaciones
tan interesante de los jóvenes de hoy en día para decir “a mí no me llames marico”. Cuando mucho se puede presentar un jodedor que diga “un momento, ten la bondad y respeta: “señor marico”.
Lo que pasa es que el marico venezolano -es más en la mayoría de los casos no es marico,
sino marisco, como los productos del
mar, pues- no atañe a una condición sexual, no. No se trata de llamar a alguien
afeminado, u homosexual, mucho menos gay.
Podríamos decir,
entonces, que el marico venezolano es totalmente asexuado. Este marico del habla del venezolano es más
bien un sinónimo de gafo, estúpido, bobo, tonto, menso, torpe. Si te dejaste
atracar por un niño de 6 años, no faltará el que te reprenda “pero como
hay que ver que tú eres bien marico”. Pero también se presenta el
caso del que se quiere pasar de vivo y al ser descubierto le dicen “no seas tú tan marico, a mi no me vas a
joder”
Mis hermanos mayores se
inventaron una explicación para aquellos que se ofendían y en consecuencia
reclamaban cuando ellos (mis hermanos) les decían “no seas marico, vale”. Entonces ellos les decían “pero por qué te ofendes, si lo que te estoy
dando es un consejo? Lo que te estoy diciendo es que no te vayas a meter a
marico; no que ya lo seas”. Con esta explicación si no los convencían, al
menos los mareaban y les quitaban las ganas de seguir mariqueando, perdón quise decir, reclamando!
El que no entendía los
reclamos del periodista gringo era Ozzi Guillén, ya que proviniendo él de un
país en el que marico es un
sustantivo común para todos los venezolanos, le resultaba impensable que
alguien pudiera tomarse tan a pecho que
le dijeran marico. El propio Guillén
les decía que él era oriundo (no gerundio, filósofa de Vista al Sol) de un país
en el que llamaban marico hasta al Presidente
de la República y éste no se ponía bravo por eso. No obstante, esto no le bastó
para evadirse del corto brazo de la justicia americana, que lo condenó al
arrepentimiento público y a cadena perpetua de chalequeo.
Sin embargo, con toda y su filosofía, Guillén se metería
en nuevos y muy serios problemas como manager en los predios de Florida (EEUU),
cuando al referirse a Fidel Castro lo
hiciera con su famoso I love this guy, lo
cual motivó que fuera despedido de su cargo, lo que sería aprovechado por
muchos venezolanos para decirle “eso te
pasa pa´que no seas marico”, o sea …
Y último out, se acabó
tu juego, Oswaldo!
igual es un deterioro en el vocabulario, igual que el regeton y afines que demuestran una sociedad en decadencia en valores, tan enriquecedor que es nuestro idioma.
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