EL DIARIO DE
BUCARAMANGA
6 DE MAYO DE 1.828
“La casa de campo a donde hemos acompañado a S.E. esta mañana, dista dos leguas de esta villa:
en ella almorzamos y comimos. Sólo el general Soublette no fue al paseo por hallarse un poco indispuesto. Durante
el día fuimos a cazar y S.E. se apartó de nosotros, quedando bastante
distante y solo, m de hora y media; pero siempre nos mantuvimos a su vista,
aunque él trataba de ocultarse de nosotros.
Habiéndose vuelto a juntar, nos dijo:
"Mucho me están ustedes
cuidando, lo mismo que si tuvieran sospechas de algún complot contra mi persona. Díganme francamente, ¿les han escrito algo de Ocaña?" Viendo que nadie
contestaba, el coronel Ferguson sacó una carta de
O'Leary y la presentó a S.E., quien,
después de haberla leído, dijo: "seguramente que
todos ustedes tenían conocimiento de
esta carta?" El mismo coronel Ferguson que la había mostrado a todos, contestó que sí, pero que todos
guardaban secreto sobre su contenido. "Siendo así, continuó el Libertador, lean ustedes la que Briceño me ha dirigido: yo no quería mostrarla a nadie, ni hablar de ella; pero puesto que
ustedes están instruidos del mismo negocio, impónganse de todos los pormenores que
O'Leary no ha dado en la suya.
Leímos la carta del
general Pedro Briceño Méndez, que en sustancia decía. Que un asistente de Santander había oído a éste hablar con
Vargas Tejada, Azuero y Soto, del
Libertador, lo que llamó su atención, y oyó muy distintamente que trataban de
enviar a Bucaramanga a un oficial para asesinarlo; que el asistente, cuando oyó aquel infernal proyecto, estaba
componiendo la cama de Santander, como a las nueve de la noche; que horrorizado
con la premeditación de un crimen que
debía quitar la vida al Libertador, a
quien siempre había querido, fue al
día siguiente a contar lo que había oído a una señora que sabía ser amiga del general Bolívar, lo que le ha comunicado una de las criadas de dicha señora con quien tenía relaciones. Que la señora, luego que estuvo impuesta, envió a buscar al general Briceño, a quien hizo la relación de lo ocurrido; que este general habló el mismo día con el asistente, quien le confirmó todo lo que había contado a la señora. El coronel O'Leary en su carta,
decía solamente que estaba instruido de
que un oficial debía ir desde Ocaña a Bucaramanga, enviado por
Santander, con el proyecto de asesinar al Libertador; y que, por lo mismo, debía tenerse mucho cuidado con los que
llegaran, y de no dejar solo a S.E. El Libertador, hablando sobre el mismo
negocio, decía que aunque conocía la exaltación del general Santander y de sus
compañeros, no podía creer que llegasen a formar tal
proyecto; que su asistente habría oído mal, o quizás habría inventado el cuento, y que, finalmente, aunque fuera
cierto, no les sería fácil encontrar quien se encargase de
dicho proyecto, y que muy difícil sería aún la ejecución; que por todos aquellos motivos,
poco cuidado le había dado el aviso de
Briceño; que, sin embargo, hay ciertas reglas de prudencia de las
que los insensatos sólo se apartan, y
casos también, en que toda prudencia es inútil, porque nuestra buena o mala
suerte o, si se quiere, el acaso solo, y no nuestra previsión, nos salva o nos pierde”.
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