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Puerto Ordaz:
Una Ciudad
Enmontaíta
¿Asombro?
¿admiración? ¿estupefacción? ¿anonadación? No sé cuál será, de todas las
anteriores, la acepción correcta o si, de repente, son todas las anteriores. Lo
cierto del caso es que los parroquianos de esta humilde morada, así como sus
visitantes venidos de lugares remotos, andamos boquiabiertos al ver cómo la
ciudad exhibe una exuberante melena que ya quisiera Apollo hair center hacerle crecer a su modelo Carlos Olivier. Es que
todas las calles, avenidas, rues, transversales, carreras, etc. parecen sacadas
de fotos de los antiguos eunucos romanos, que al serle cercenados su órgano de
reproducción masculina, vale decir…. el ¿?? afloraba una larga y hermosa
cabellera, dado que las hormonas femeninas se reproducen con mayor libertad en
ausencia de las masculinas. ¿No será, entonces, que nuestro terreno está
abonado con hormonas de lindas féminas guayacitanas? Cabe la pregunta, ¿no?,
porque cómo explicarse, por ejemplo, que un terreno tan xerófilo como todo ese
que está frente al Loyola y que se extiende hasta la venta de frutas del
Capitán, allá en la entrada de Villa Alianza, que hasta ahora había venido
sufriendo de una especie de alopecia
areata, hoy luzca un frondoso look, con algunas entradas, por supuesto,
pero a grandes rasgos se nota un cabello desenredaíiiito.
Dense cuenta que por mucho head que
le echó Clemente Scotto y además le
metió el shoulder a ese terreno, no
logró lo que los Antonios de Guayana han logrado con un esfuerzo infinitamente
inferior. ¡A eso se le llama eficacia antonina!
Ahora
bien, ustedes pensarán que todas estas cosas son productos del azar, de la
falta de planificación que hasta ahora había caracterizado a los gobiernos
locales y regionales; pero no, están bien equivocados si así lo piensan, ya que
en el Estado y en el Municipio existe la de-li-be-ra-da intención de promover
la recuperación de nuestra identidad cultural pérdida, recuperando parte de lo
que eran los juegos tradicionales con los que nos entreteníamos cuando éramos
chiquitos.
De esta manera usted se puede dar cuenta, por ejemplo, si usted sale
a trotar a las cinco de la mañana por la Avenida Atlántico o en el mismísimo
Parque Cachamay, que de cualquier
montarascal de esos salen unos muchachos
que están jugando policías y ladrones,
y hasta se preocupan porque usted participe, creando algo que está muy de modé
en nuestros días que es Sinergia. Ni por un momento usted piense que es que lo
están atracando, porque rompería con la magia del juego y con la imaginación de
los párbulos, haciendo que éstos se pongan nerviosos y lo dejen a usted en el sitio y no lo
conviden a jugar más. De igual modo, si usted se traslada apiesmente por el
Paseo Caroní y en unos mogotes ve un movimiento extraño, acompañado con alguno
que otro gemido sabrosón, no debe preocuparse pensando mal, no; lo que sucede
es que ahí hay una pareja de jóvenes
jugando concha escondía. No vaya a
creer que se trata de un secuestro express y que a Concha la tienen allí
escondida hasta que cobren el rescate, no. Concha lo que menos quiere es que la
rescaten. Por favor se ruega no interrumpir el juego, ya que muy probablemente
Concha acaba de encontrar su palito
mantequillero, que es otro de los juegos tradicionales que el dueto antonino
quiere rescatar.
De tal
manera que si usted baja por el Uyapar y al llegar al la esquina observa un
tupido matorral que hasta antielito era un botadero de escombros, es probable
que a usted se le ocurra pensar que ese monte creció allí por el descuido de
los Antonios. Si pensó así, con esa mente siempre lista para la suspicacia, pues, volvió a pelarse, ya que
ahí lo que pasó fue que un grupo de niños de la zona están preparando el
terreno para jugar cuarenta matas, ahora
que se hayan equivocados en el número de matas
y hayan sembrado algunas trescientas mil demás, es otra cosa.
En todo
caso, pronto se demostrará si el trabajo que viene desarrollando la Alcaldía de
Caroní conjuntamente con la Gobernación del Estado es efectivo, ya que en el
futuro cercano hay un referendun revocatorio, oportunidad que tendrán los
guayaneses para agradecerle el rescate de nuestras valores culturales
extraviados durante la cuarta república o, por el contrario, enviarlos al
ostracismo a los Montes Urales, que al final no será ningún castigo dada su
afición por vivir rodeados de vegetación enmontaìta…
es más…
“12 años después, los personajes de la crónica han
cambiado; sin embargo, el monte sigue igual.
Vale recordar que en su momento el lema era
Puerto Ordaz: una Ciudad Bonita". El bloguero
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