viernes, 8 de mayo de 2015

Pasos para formar un peo

¿Cuándo es que hay que armar el peo?


Mucha gente anda por ahí armando  líos a los demás en la seguridad que están respaldados por los mejores argumentos para hacerlo. Y las razones para formarlo se pasean desde un saludo que no se dio, algunas llamadas que no se recibieron, hasta la escogencia, en este mundo polarizado, del bando contrario en el que se encuentra el demandante, de manera que existen cientos de miles de razones para formarle un peo a alguien, lo que en la actualidad redunda en el rompimiento de relaciones amistosas y familiares de años de data.

A veces el peo se forma en la intimidad individual del demandante y se materializa en el retiro del saludo, en el enfriamiento de las relaciones o en el rompimiento absoluto o total de la relación.

Antes de eso, a usted seguro le formaron un gran follón, como suele decir mi amigo el Perro Rondón, en el que no estaba presente; aunque otras veces usted se entera cuando hace una llamada:

- Caraz, tenías tres meses, veinticinco días y 18 horas que no me llamabas!

– Pero bueno, lo estoy haciendo ahora.

– No me importa, la verdadera amistad se comprueba con tan solo una llamada de vez en cuando y usted faltó a ese sagrado deber y cataplúm te cierran el teléfono y esa amistad se fue para el mismísimo carajo.

Hay ocasiones en las que uno tiene que hacerse un Test de Comportamiento Impredecible (TCI) para ver en qué fue en lo que presuntamente falló para merecerse la indiferencia de otros y de haber sido condenado al ostracismo. Previamente pudo haber ocurrido que la argumentación mas contundente que recibió en su juicio fue del tipo:

- Pero, cómo es posible que siendo él una persona culta, estudiada, leída, viajada y preparada comparta esas ideas tan absurdas. Y zuas, te jodiste, congelamiento de relaciones contigo!

En otras oportunidades, el lío es más rudimentario, consuetudinario, rutinario y hasta semanario, para seguir con la rima:

- "Pero mira  las horas en que llegas"! Lo siguiente es un fin de semana de caras largas y de “en esta cocina se usa el método Canaima, que cada quien cocina y friega su vaina”.

Como vemos las posibilidades de que a usted diariamente le formen uno o dos peos, son cada vez mayores, lo que se traduce en una vida constantemente asediada por las hostilidades en las relaciones, lo que atenta incluso contra la vida misma, dado que estudios han demostrado que este último factor reduce en algunos años la esperanza de vida y es un factor coadyuvante de los problemas cardíacos y coronarios.
En este sentido, teniendo sobre nuestras espaldas esta seria amenaza, lo mejor será buscar el método que nos permita saber a ciencia cierta cuál es el mejor momento para armar el peo.

De este modo la Ontología del Lenguaje nos enseña de una manera expedita, sino cuándo se debe armar el peo, sí qué condiciones deben seguirse previo a la explosión del zafarrancho. 

Primera condición: debe existir un ORADOR. Como Orador entendemos a la persona que en la relación con la otra persona hace, o bien una PROMESA o bien una SOLICITUD o PETICIÓN.
Sea el caso, por ejemplo que un Viernes en la noche el señor de la casa le dice a la esposa:

- Mi amor, esta noche voy a salir y te prometo que llegaré antes de las 12 de la medianoche.

Segunda condición: debe existir un OYENTE. Este Oyente es la persona a quien le hacen la Promesa o la petición. En este caso en particular es la esposa del señor que va a salir. Esta es una Oyente activa, ya que puede demandar condiciones, puede aceptar la Promesa o puede también ignorarla, no simplemente oír. Si fuera el caso que la esposa responde, como muchas suelen hacerlo:

-         - Sí, hombre, ya me vienes con el cuento de todos los fines de semana!

Qué pasaría si ese señor se aparece a las 4 de la madrugada? Aplicaría un reclamo? Bueno, de acuerdo a este método ese señor puede regresar a la hora que se le dé la gana, como dice Andrés López, ya que, al no ser aceptada la Promesa por parte de su esposa, entonces, simplemente no existe como tal, por lo que el Orador queda relevado de toda responsabilidad, al no existir compromiso de cumplimiento. Para que a ese señor le armen su peo tuvo que existir un acuerdo entre ambas partes. Se va entendiendo la cosa?

Tercera condición: deben determinarse las Condiciones de Satisfacción. Aquí se establecen las condiciones del acuerdo, las cuales se negocian entre el señor y la esposa. Vamos a suponer por un momento que el señor venga cayéndose de la ebriedad y la esposa lo recibe con aquel sermón:

-         - "Mira el estado en que vienes. Como hay que ver que en ti no se puede creer"!

Aplicaría válidamente el reclamo o el peo, para seguir siendo coherentes? Aquí nunca se dijo cómo debería llegar ese señor, es decir, no se establecieron las Condiciones de Satisfacción de la Promesa, siendo por eso que decimos que el Oyente es activo, porque ella o él regatea, contraoferta, discute y negocia con el Orador sus propias condiciones, sólo a partir de allí surgen los motivos que dan lugar a un reclamo. Muy distinto sería si la señora hubiese dicho:

-Ok, está bien, puedes salir y llegar a lo sumo a las doce de la noche; pero te quiero bueno y sano, porque en esta casa se hace el amor a las 12 M, esté o no usted aquí.

Aún así es necesario esperar por el consentimiento de ese señor, es decir del Orador, porque si éste no consiente y lo manifiesta con la señal de costumbre, del estado en que regrese se podrá esperar cualquier cosa.

Cuarta condición: cada Promesa o Petición es válida durante un determinado TIEMPO. Así, lo que se promete para este Viernes 8 de Mayo es válido sólo para  esta fecha y no para cualquier otra, así las condiciones parezcan las mismas. En ese sentido, este señor no puede salir sin el “consentimiento” de la esposa y presentarse a medianoche con el cuento de:
-         - Pero si quedamos la semana pasada que yo podía salir y llegar antes de la medianoche y tú tuviste conteste con eso!

Por esta razón quienes coordinan acciones de Peticiones, Promesas y Ofertas, deben ponerse de acuerdo en el cumplimiento de esta cuarta condición, para que este Acto Lingüístico sea lo más inmaculado posible.

De aquí en adelante estamos en condiciones de examinar tanto los reclamos que hacemos, como los que nos hacen y así poder determinar si las decisiones que tomamos en nuestro relacionamiento con otros, están “ontológicamente justificadas” o si por el contrario constituyen “verraqueras” personales.

Si al examinar estas condiciones usted encuentra que todas se cumplen, entonces es el momento indicado de armar el peo con todas las de la ley, de exigir cumplimientos, de llamar irresponsables y de declarar cualquier decisión que usted decida tomar.

Y si se cumplen sólo algunas de ellas, me quedo con estas ganas atragantadas de armar el peo? Esta es una de las preguntas más formuladas en los talleres y seminarios, ya que como nos acostumbramos a dejar sobre entendido nuestros acuerdos, cuesta a veces quedarse con las ansias de formular el reclamo. En ese caso usted puede formular una tímida queja, algo así como:
-         - Coye, gordo, tenías dos meses que no me llamabas, ni me escribías; tú sí eres así, vale; tú vas a ver cuando me toque a mí, tú sí eres maluco conmigo, sinverguenzón!

En adelante, examine muy bien las razones de las que se siente asistido para formular ese reclamo o para adelantar acciones unilaterales contra alguien que ni se imagina el daño que usted le atribuye, que mientras no existan Promesas estrictamente consensuadas, no hay peo que valga!



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